GENTE
Hace unos meses, la polémica estuvo protagonizada por el británico Norman Foster y su proyecto de reforma para el Reichstag (Parlamento alemán). Ahora, diputados escoceses y parte de los residentes de Edimburgo arremeten contra Enric Miralles, el arquitecto catalán responsable del diseño del nuevo Parlamento autonómico. La causa de tanto malestar poco tiene que ver con la visión futurista que Miralles exporta a la primera sede en siglos del autogobierno escocés. Las voces críticas protestan más bien por el descontrol presupuestario de su construcción, que, de una cifra inicial en torno a los 17.000 millones de pesetas, va encaminada a superar los 60.000 millones. El presidente de la Cámara, David Steel, ha ordenado una revisión independiente del proyecto, destinado a ocupar los jardines de Holyrood, en la parte vieja de la ciudad. De momento, la conclusión del edificio se ha retrasado de 2001 al otoño de 2002.- LOURDES GÓMEZ
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