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Veto a una virgen fea

Una congregación mariana la Lleida rechaza una talla de la Virgen "porque no es guapa"

La Congregación de la Virgen de los Dolores de Lleida no sacará en la procesión del Domingo de Ramos de este año la nueva imagen de la Virgen, obra del escultor Joan Mayné, al considerar que no gusta a los leridanos "porque no es guapa". Esta decisión ha removido los cimientos de la centenaria congregación, cuyos miembros se han enfrascado en un singular debate sobre tradición y estética mariana.Fernando Gracia, secretario de la congregación, fundada en 1718, cree que se trata de una polémica artificial: "Es un problema de estética, de expresión". La imagen es una imitación de una talla de principios de siglo que fue quemada durante la guerra civil. El sector joven de la congregación se propuso recuperarla y para ello encargó a Mayné una reproducción de la Dolorosa a partir de unas fotografías antiguas. Tras ser presentada en sociedad con grandes fastos, la imagen salió por primera vez el Domingo de Ramos de 1997. Incluso se le confeccionó un manto de cuatro por cuatro metros, bordado con cuatro kilos de hilo de oro, cuyo valor supera los tres millones de pesetas. Entonces todo fueron felicitaciones para el artista. La prensa local le dedicó al día siguiente títulos como La virgen de Mayné cautiva a Lleida.

¿Qué ha pasado para que la imagen haya pasado en tan poco tiempo de cautivar a todo el mundo a no gustar a casi nadie? El sector más tradicional de la congregación no puede evitar compararla con la Virgen que había salido en las procesiones celebradas entre 1953 y 1997. "No se parecen en nada. La anterior miraba hacia el cielo y ésta mira hacia el suelo. Además se le ve la cabellera. Parece más de carnaval que de Semana Santa. La primera vez que salió ya no nos gustó", opina uno miembro veterano de la entidad.

Gracia señala que a la gente de la calle tampoco le gusta la talla de Mayné, a la que se ha retocado dos veces la policromía para mejorar la expresión de su cara.

"Nadie pretende negar el mérito artístico de la imagen, que es preciosa, pero tiene un defecto: ésta es una virgen que produce respeto, cuando debería provocar emociones", añade Gracia. La junta de sacristanas, haciéndose eco de estas opiniones, ha decidido retirar a la Virgen de Mayné de la procesión, sin tener en cuenta los sentimientos de las personas que hicieron posible la obra con su contribución económica.

"Hay gente que se toma la procesión como un espectáculo festivo y no como un acto religioso", señalan quienes desaprueban la decisión.

Mayné, el autor de la escultura, afirma que hizo la imitación "lo mejor" que pudo y no disimula su enfado por la situación. "Yo hago esculturas, no fallas", dijo ayer para defender el resultado de una talla que, en su opinión, "sería bonita si se iluminara con luz natural o de velas en lugar de hacerlo con faros halógenos".

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Herminia Sirvent

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