Los dirigentes de la CDU boicotean el debate parlamentario sobre la colecta de fondos de Kohl
La fructífera campaña de recolecta de donativos organizada por Helmut Kohl fue ayer objeto de un acalorado debate parlamentario en el Bundestag (Cámara baja del Parlamento federal), en el que, sin embargo, no estuvieron ni el ex canciller federal alemán ni las primeras figuras de la CDU. Kohl proyecta volver a la vida parlamentaria, que abandonó a raíz del escándalo de las cuentas clandestinas, el viernes, en el décimo aniversario de las primeras y últimas elecciones libres de la RDA. Los dirigentes de la CDU, mientras, parecen más interesados por su futuro que por seguir ahondando en su penosa relación con Kohl.
La secretaria general de la Unión Cristiana Democrática (CDU), Angela Merkel; el jefe del grupo parlamentario, Friedrich Merz, y el presidente saliente, Wolfgang Schäuble, se dedicaban a otras cosas ayer mientras, en el edificio del Reichstag, un Parlamento poco concurrido analizaba la recolecta de Kohl sin brillantez y con una buena dosis de insultos.Los diputados de los partidos gubernamentales, el Partido Socialdemócrata alemán (SPD) y los Verdes, trataban de mantener viva la idea de que la CDU es cómplice de Kohl y carece de deseos de aclarar el asunto de las cuentas clandestinas. Comentando la hipoteca que Kohl ha contraído sobre su domicilio familiar para pagar su compensación económica, Peter Struck, el jefe del grupo parlamentario del SPD, manifestó que el ex canciller es en sí mismo "la mayor hipoteca para esta democracia", mientras no cambie su comportamiento.
Por su parte, los miembros de la CDU trataron de desviar la atención hacia otros escándalos del panorama político alemán, concretamente el asunto de los vuelos de políticos socialdemócratas del land de Renania Westfalia, cuando Johannes Rau, el actual presidente federal, era presidente de aquel Estado federado. El secretario de organización de la CDU, Hans-Peter Repnik, manifestó que el recaudar donativos era una actividad legal y negó que su partido careciera de interés en aclarar las cuentas clandestinas.
Más allá del pimpón político, emergió ayer un dato que podría involucrar a la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU) en la maraña de las cuentas clandestinas de la CDU en la época de Kohl. Un representante de la CSU confirmó ayer en Múnich que, en 1990, el partido había recibido 45.000 marcos (casi cuatro millones de pesetas) de la Staatsbürgerliche Vereinigung de Múnich, una entidad que, a su vez, había recibido el dinero de la organización de la CDU de Hessen. Ésta, que actualmente preside Roland Koch, disponía de un sistema de cuentas clandestinas propio por el cual la CDU tiene que pagar la suma de 41 millones de marcos de multa. El partido de Helmut Kohl ha recurrido, sin embargo, contra esta decisión del presidente del Bundestag.
La vuelta de Kohl al Parlamento ha sido cuidadosamente preparada por Merz, pero ninguna de las figuras que hoy están en la primera fila de la CDU parece especialmente cómoda con el retorno del ex canciller ni con su comparecencia esta semana para anunciar que había recogido ya casi la suma que escamoteó a la contabilidad oficial del partido en los noventa. En una entrevista con Die Welt, Kohl se ha quejado del alejamiento de las personas que antes buscaban su presencia y ha manifestado que se encuentra "de camino hacia el retiro" y sólo quiere ser tratado "de forma justa". "Las esperanzas de Kohl y de otros políticos de la CDU de ganar la aceptación del entorno político y de la opinión pública con la recaudación de donativos por 6,3 millones de marcos no se han cumplido", escribía ayer el diario Frakfurter Allgemeine Zeitung.
En el grupo parlamentario de la CDU, Kohl suscita emociones contrapuestas y hay diputados que se sienten a disgusto por la indiferencia y el trato que se está dando a Kohl y el olvido de sus méritos históricos. Las críticas a Kohl hoy vienen incluso de personas como el primer jefe de Gobierno democrático de la RDA, Lothar de Maizière. En una entrevista con el diario Süddeutsche Zeitung, De Maizière reprocha al ex canciller el haber enviado una mala señal a los alemanes del Este y asegura que "Kohl ha hecho un flaco servicio al fortalecimiento del Estado de derecho en el Este". "El que lo conoce de cerca sabe que Kohl tiene un estilo de dirección feudal", dijo De Maizière, según el cual Kohl quería la unificación alemana a toda prisa y se interesó poco por las relaciones personales en los nuevos territorios. El cumpleaños de Kohl, el 3 de abril, se ha convertido en una embarazosa fecha. Otros políticos de la generación de Kohl los han cumplido estos días en un clima de festejos y felicitaciones. Para Kohl la situación es más complicada.
El canciller no quiere dejar su escaño, tal como le pedía ayer la oposición, y quiere seguir hasta el final de la legislatura. Cuando vuelva al hemiciclo, Kohl se sentará en la tercera fila, lo que supone una solución de compromiso entre seguir en la primera fila directamente frente a las cámaras de televisión o ser relegado a una de las filas posteriores del hemiciclo, lo que resulta embarazoso incluso para los nuevos y jóvenes dirigentes de la CDU.
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