Los partidos dudan de que las urnas propicien cambios inmediatos en la gobernabilidad vasca
Los resultados de hoy decidirán el peso y la utilidad del nacionalismo vasco en Madrid Desde los comicios legislativos de hace cuatro años se han incorporado al censo 114.008 nuevos electores, que han alcanzado la mayoría de edad. En Vizcaya, tienen hoy derecho al voto 981.549 personas; en Guipúzcoa, 584.581 y en Álava, 244.444. Durante estos cuatro años el PNV, los socialistas y el PP han disfrutado de cinco escaños en el Congreso; Herri Batasuna, de dos y EA e IU, de uno. En el Senado, el PSE-EE tuvo cinco representantes; el PNV, cuatro y el PP, tres. Más de 3.000 ertzainas garantizarán la normalidad de la jornada.
Los resultados de las urnas tendrán una lectura de ida y vuelta. Por un lado, definirán el peso de los escaños vascos, con particular atención a los nacionalistas, en la conformación de mayorías en las Cortes. Por otro, abrirán o cerrarán expectativas a quienes el Euskadi atraviesan apuros políticos, en particular el Gobierno del lehendakari, Juan José Ibarretxe.
Pese a la recuperación de relaciones entre el PNV y el PSOE al máximo nivel, iniciada en noviembre, y la rebaja de la tensión entre ambas fuerzas, no es fácil un acercamiento rápido de consecuencias prácticas, por ejemplo en la gobernabilidad vasca.
Todo lo que se ha dejado durante meses a expensas de los resultados de las elecciones de hoy -casi todo en la política vasca se ha estado fiando al día después del 12-M- seguirá pendiente mañana. Las rectificaciones, si se producen, serán paulatinas y disimuladas, sin el reconocimiento de ser tales, y tardarán. La reanudación esta semana de la actividad en la Cámara de Vitoria dará algunas primeras pistas. Euskadi seguirá enfrentada a las mismas incertidumbres y las principales dudas sobre su futuro inmediato, incluida la posibilidad de unas elecciones anticipadas, seguirán siéndolo: las circunstancias que condicionan a sus actores políticos principales no permiten albergar ninguna expectativa sobre cambios bruscos ni clarificaciones inmediatas, salvo resultados muy sorpresivos hoy.
El debate sobre los programas de los candidatos y la pugna entre PP y PSOE por el Gobierno de España apenas se han vivido en Euskadi. Las manifestaciones y comportamientos de los líderes no se han diferenciado apenas de los que han venido esgrimiendo unos contra otros desde su alineamiento en sendos bloques, definidos en septiembre de 1998. El PP ha desarrollado una campaña de ofensiva hacia el PNV; entre ella y las sucesivas actuaciones de ETA, este partido debió emplear su tiempo en defenderse. Con la cuenta atrás a punto de cumplirse, el primer candidato peneuvista por Vizcaya, Iñaki Anasagasti, apuntaba el viernes un posible cambio de estrategia en materia de pacificación, motivada, no tanto por la reactivación de ETA como por el apoyo prestado a sus argumentos por sus socios de HB en Lizarra, aunque el PNV mantiene su apuesta por este acuerdo.
Con el debate polarizado entre el PP y el PNV, el PSE-EE ha podido colocarse en el centro afeando a ambos, y a los gobiernos que soportan, su incapacidad para entenderse en política antiterrorisa y de pacificación. Eusko Alkartasuna e IU, fuera de las polémicas principales, vieron cómo sus dos socios mayores, el PNV y el PSE-EE, cerraron campaña haciendo notar la inutilidad de votarles allí donde no tienen expectativa ninguna de lograr un escaño. La campaña de HB quedó reducida al eco de lo que ETA ya había dejado dicho antes, con hechos sangrientos, o después, con su comunicado.
El tiempo acompañará hoy a quienes acudan a las urnas. Se esperan cielos poco nubosos y temperaturas sin cambios.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.