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La BBC informa de que un espía filtró a Serbia los planes de ataque de la OTAN en Kosovo

Un informe confidencial del Departamento de Defensa estadounidense sostiene que un espía filtró a los serbios las operaciones de la OTAN durante las primeras semanas de la guerra de Kosovo, incluidos objetivos militares ultrasecretos y los planes de vuelo de los aviones de reconocimiento. La presunta filtración, que ayer desmintieron el propio Pentágono y el secretario general de la Alianza Atlántica, el británico George Robertson, explicaría el fracaso inicial de los bombardeos aéreos sobre posiciones serbias. El informe sale a la luz el domingo en un documental de la BBC.

La BBC basa las alegaciones de su programa, Combate moral: la OTAN en guerra, en un informe interno y confidencial preparado para los altos oficiales de la Defensa estadounidense, que revela la existencia de un espía en el seno de la Alianza Atlántica. El presunto agente, cuya identidad o nacionalidad no se da a conocer, tuvo acceso, advierte el informe, a los planes de ataques diarios sobre territorio serbio de los aliados durante al menos las dos primeras semanas de la contienda. Gracias a la filtración, Belgrado conoció de antemano los movimientos de los aviones aliados de reconocimiento, así como los objetivos de los bombarderos de las fuerzas aliadas. Esta información confidencial permitió, señala el informe, al Ejército y a las unidades policiales de Slobodan Milosevic trasladar personal y equipos a zonas seguras y evitar, con ello, caer bajo la órbita de las operaciones de reconocimiento antes de que se produjeran los ataques.

El secretario de la OTAN, el británico George Robertson, echó por tierra las controvertidas conclusiones del informe estadounidense que ayer adelantó el diario The Guardian. "No hay pruebas de la existencia de un espía", dijo Robertson. Horas antes, el portavoz de la Alianza Atlántica, Jamie Shea, desmintió las alegaciones y preguntó: "¿Cómo es posible que fuéramos capaces de llevar a cabo, en un periodo de 78 días, 38.000 salidas con 1.200 aviones de combate sin perder a un solo piloto?". Shea argumentó que, de tener un espía, los serbios hubieran aprovechado la información más eficazmente.

También Javier Solana, secretario general de la OTAN durante la guerra de Kosovo y en la actualidad responsable de la política exterior y de seguridad de la UE, se sumó ayer al coro de desmentidos oficiales, informa Walter Oppenheimer. Solana declaró a este diario, por boca de su portavoz oficial, que "no había un espía en la OTAN". "No hay ninguna evidencia, son simplemente alegaciones y rumores", añadió.

[Un portavoz del Pentágono afirmó que no había pruebas del espionaje, aunque admitió que se tomaron medidas para reforzar la seguridad después de que un informe norteamericano mostrara que los serbios tenían una "cantidad inusual" de conocimiento sobre los bombardeos, informa Reuters.]

De acuerdo con el documental, el espionaje se prolongó durante dos semanas desde el inicio de la guerra, la noche del 24 de marzo de 1999. Para entonces, las sospechas del comandante jefe de las fuerzas de la OTAN, general Wesley Clark, llevaron a una investigación interna sobre los canales de distribución de las operaciones bélicas. "Sé que tenemos un espía. Quiero encontrarlo", se asegura en el programa que el general comentó a sus colegas.

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Se descubrió entonces que 600 personas tenían acceso a las órdenes confidenciales de cada jornada. Entre ellos estarían incluidos personal militar y quizá también diplomáticos y miembros de los Gobiernos de la OTAN. La lista se limitó inmediatamente a un centenar de personas. Pero el daño estaba hecho, señala el informe.

Los serbios, como se demostró al final de la guerra, lograron salvar intacta una parte sustancial de su aparato bélico a pesar de los miles de bombardeos de que fueron objeto en las dos primeras semanas de la campaña. Pero ayer, Robertson señaló que el resultado de la guerra "prueba que fue un éxito" y su portavoz manifestó que la revisión de los canales de distribución de tal delicada información fue producto de una "operación rutinaria".

La BBC advierte de que el supuesto espía no ha sido detenido. Por su parte, el general Clark niega categóricamente que las filtraciones salieran del cuartel general en Bruselas, pero responde con un "pienso que no" a las preguntas del equipo del documental sobre si el espía trabajaba en la OTAN. "Creo que ellos [los serbios] conocían las categorías que perseguíamos desde la primera noche", señala el responsable de las fuerzas aliadas ante las cámaras del canal público británico.

El documental acepta la teoría del espionaje sin llegar a resolver una incógnita sobre la estrategia de Milosevic: si usó esa información para retirar sus armas pesadas del trayecto de los bombarderos o para trasladar civiles a los objetivos de la OTAN.

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