DULCE VENGANZA
Natalia Gurfinkel-Kagalóvskaya, ex vicepresidenta del Bank of New York (BONY), a la que echaron cuando se destapó el escándalo de miles de millones de dólares lavados por rusos a través de cuentas abiertas en ese banco, está decidida a matar dos pájaros de un tiro: vengarse y convertirse en millonaria. Con este fin ha demandado en Moscú al BONY, al que exige 270 millones de dólares para compensar el irreparable daño que los dirigentes del banco hicieron a su reputación. En efecto, cuando el BONY anunció la suspensión de Natalia por el escándalo relacionado con el dinero de la mafia rusa, todo el mundo dedujo que ella tenía algo que ver con las cuentas abiertas por Peter Berlin -empresario de origen ruso casado casado con Lucy Edwards, ex vicepresidenta del BONY y también de procedencia rusa-, a través de las que se lavaron más de 7.000 millones de dólares. Pero resulta que las cuentas de las empresas de Berlin no estaban en el departamento de Europa del Este, que supervisaba Natalia, sino en el nacional. Y los dirigentes del BONY -Thomas Renyi, Alan Griffith y Charles Rappold- lo sabían perfectamente. Natalia acusa a estos banqueros de haber querido desviar la atención hacia su persona, debido a su origen ruso y a que su esposo, Konstantín Kagalovski, es un conocido empresario que había trabajado en el Fondo Monetario Internacional en representación de Rusia. El banco neoyorquino tiene muchos negocios en Rusia y precisamente por eso Natalia decidió demandar a sus ex jefes en Moscú y no en Nueva York.- ,
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