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Rusia admite un nuevo y grave revés militar frente a los rebeldes chechenos

El intento de la máquina de guerra rusa de exterminar a la guerrilla en su último reducto de las montañas del sur de Chechenia está encontrando una feroz resistencia. Ayer, justo cuando diversos jefes militares efectuaban declaraciones triunfalistas que situaban la victoria final al alcance de la mano, el gobernador de Pskov, Yevgueni Mijáilov, aseguraba que entre 60 y 80 paracaidistas rusos resultaron muertos en un enfrentamiento con guerrilleros independentistas, ocurrido en el estratégico desfiladero de Argún.

Según Mijáilov, el número exacto de víctimas como consecuencia del choque armado y las circunstancias del mismo deben ser clarificados todavía. Aparentemente, se trata del mismo combate, ocurrido el pasado fin de semana, en el que los rebeldes intentaron romper el cerco de las tropas federales. El jefe del frente Este, general Guennadi Tróshev, facilitó entonces la cifra de 31 muertos entre las tropas rusas. Pocos días antes, otros 20 soldados perecieron en una emboscada cerca de Grozni, que puso en cuestión el control total por las fuerzas federales de las inmediaciones de la capital chechena. Algunos de ellos fueron enterrados ayer cerca de Moscú en una solemne ceremonia.La cifra de muertos en el bando ruso sigue creciendo, y ya se acerca, oficialmente, a los 1.500. Los militares, sin embargo, insisten en que la "operación antiterrorista" tiene los días contados. El general Vladímir Bulgákov, jefe del frente central, se sumó ayer al optimismo de sus compañeros de armas y aseguró que las gargantas de Vedenó y Argún están ya bajo control ruso, y que los rebeldes están rodeados e intentan desesperadamente escapar del cerco.

Por su parte, Tróshev aseguró que en los últimos días han muerto en combate más de 1.000 "bandidos" y fijó en otros 5.000 los que todavía resisten a la máquina de guerra rusa, formada por más de 90.000 efectivos, apoyados por artillería y aviación. Otras fuentes militares aseguraron que 73 rebeldes, 43 de ellos heridos, se entregaron ayer al comprender la inutilidad de seguir resistiendo.

La baja más importante en el bando ruso no se ha producido en combate, sino como consecuencia de un ataque cardiaco. El general Alexandr Otrakovski, jefe de los marines desplegados en Chechenia, falleció ayer de un infarto en su puesto de mando de Vedenó. El pasado mes de enero, murió en Grozni en una emboscada el general Mijaíl Maloféyev. La situación militar puede retrasar algún tiempo las visitas a Chechenia del presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja y de una delegación de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), aceptadas ya por el presidente ruso, Vladímir Putin.

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