Demis Roussos intenta recuperar el mercado latino con un recopilatorio
Demis Roussos (Alejandría, Egipto, 1946) tiene voz de querubín y aspecto del hombre de Atapuerca. Con su impresionante figura de más de 100 kilos, es un clásico de la música pop y ha vendido cerca de 50 millones de discos en todo el mundo. Sus baladas, impregnadas de suave arrullo grecoegipcio, pusieron música de fondo a muchos idilios de la década de los setenta y ochenta: Mañanas de terciopelo, Morir al lado de mi amor, Por siempre y para siempre, Un día igual a los demás, Quisiera bailar esta canción, Tu libertad...Salía al escenario con pelos clamorosos y espectaculares túnicas exóticas cuajadas de lentejuelas, cual sacerdote de ritos telúricos. Ahora viste de forma convencional: "Canto temas que gustan a la gente desde hace 30 años, pero lo hago con modelos de Dior o Armani". Ha vendido sus más de 70 túnicas para fines benéficos, pero sigue a vueltas con las cosas ocultas: "Yo creo en la reencarnación de las almas. De hecho, en otras vidas he sido, según recuerdo, un anciano egipcio, un mago español entre los aztecas y un rabino alemán". Vive a caballo entre París y Atenas, "pero soy un ciudadano del mundo", puntualiza.
Ha estado unos días en Madrid para promocionar la recopilación remasterizada de sus grandes éxitos en castellano e inglés (habla fluidamente siete idiomas). Esto significará un nuevo impulso a su carrera en el mercado latino. De paso, ha aprovechado para buscar aquí la canción estrella de su próximo disco, que está ya casi terminado. Sólo le falta un tema en el que se combine el flamenco con la música balcánica. Todo parece indicar que seguramente será el grupo Ketama quien le proporcione ese material.
Raíces flamencas
Roussos irrumpió en la música popular en el París de 1968 con el grupo Aphrodite's Child, del que formaba parte con Vangelis y Lucas Sideras. En 1971 se deshizo el grupo. Demis Roussos se convirtió en solista y arrasó en las listas de éxitos del mundo. Su primer gran éxito en castellano fue Mañanas de terciopelo, que se convirtió en un auténtico bombazo: "Las mañanas son de terciopelo / si te encuentro al amanecer... Triqui triqui triqui...". La canción enamoró a las masas y se convirtió en repertorio obligado de todas las verbenas y fiestas mayores. El estribillo es el mismo en todas las lenguas en las que ha grabado: griego, francés, inglés, español, alemán e italiano. Roussos está orgulloso: "Creo que he inventado un verbo universal, el verbo triquitrear, que se conjuga igual en todos los idiomas".
Esta recopilación es para él "un mero trámite, una puesta en contacto con el público de antes y el de ahora". "Enseguida saldrá mi próximo trabajo, cuya canción estrella será una fusión de flamenco con mis raíces arábigo-balcánicas. El resto serán grandes temas de todos los tiempos y todos los países, todo ello en clave new age".
Babelia
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