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La edad de la inocencia

La inefable candidata a la presidencia de la Junta, Teófila Martínez, se ha destapado con una propuesta de reforma del actual sistema de financiación autonómica que está basada en la cesión del 50% del IRPF. Un despropósito más para la ya larga antología de la candidata. Si tuviera la humorada de solicitarlo, no me cabe ninguna duda de que el libro de los récords le abrirá gustoso un huequecito, porque resulta imposible meter la pata más en menos tiempo.La copla del 50% no es nueva. Y no lo es hasta el punto de que, viniendo de quién viene, resultaría ingenuo adivinar quién la ha cantado antes. El mes pasado, los responsables en materia de financiación de Cataluña formularon también una propuesta que estaba basada, también, en la cesión del 50% de las cuotas líquidas del IRPF. Este porcentaje supone un aumento del 20% sobre el actual porcentaje de cesión y participación territorializada, establecido sin consenso en los Acuerdos populares de 1996 para este quinquenio (1997-2001).

Para que sean los propios populares los que comenten el despropósito de la candidata, recordaré una declaración hecha por Javier Arenas en 1994 en relación con la cesión experimental del 15% del IRPF, con topes y sin capacidad normativa. Esa cesión, según Arenas, "beneficiaba a las comunidades que tienen renta, que tienen riqueza, que tienen empleo y que tienen tasa de actividad alta. Eso es así, [se] vista como [se] vista". A lo que Arenas añadió aún, para regocijo de nuestra memoria histórica: "Miren, con toda la claridad del mundo: siempre que nos digan si a Andalucía le interesa que el sistema de financiación tenga como eje central el IRPF, diremos que no. ¿Más claro?".

No. Está clarísimo. Hoy, igual que ayer, las estimaciones pueden hacerse y, como el PP sabe bien, están meridianamente claras. Tan claras que es palmario a quién benefician y a quién perjudican. Por eso no las han presentado y por eso tampoco han incluido en los respectivos programas electorales (ni en el nacional ni en el andaluz) los detalles de la estomagante receta. Más allá de la contradicción entre la candidata y los programas, y más allá de las veladas desautorizaciones y los tibios comentarios de sus compañeros de formación, nosotros, por el momento, preferimos atenernos a la verdadera entidad y al significado de la propuesta.

Muy a menudo he dicho que los sistemas de financiación, que son complejos, pueden sin embargo contemplarse a la luz de dos sencillas preguntas: cuánto y cómo. Cuántos son los recursos necesarios para dar la cobertura financiera a las distintas CC AA, y a cada una de ellas, y cómo instrumentar su asignación. En cuanto a lo primero, doña Teófila ha preferido hacer caso omiso y no meterse en profundidades, no hay que olvidar que al escabroso capítulo del cuánto corresponden esos 400.000 andaluces que siguen viviendo sin cobertura financiera para apuntarse a la revolución, a la movida, al cambio de ritmo o al mariachi costeño que la candidata prefiera. Es, pues, en la segunda parte, en el cómo instrumentar la asignación de recursos, donde debe inscribirse tan breve como desafortunada propuesta.

Y, efectivamente, las cuentas del 50% no sólo pueden, sino que deben hacerse desde la seriedad y el rigor, no como suele hacerlas un PP que, a lo largo de este cuatrienio, nos ha obsequiado con tres contrarreformas de una reforma fallida del modelo de financiación y con nada menos que 13 estimaciones diferentes acerca de lo que Andalucía "perdía" por no acatar el golpe y plegarse a sus designios. Tres contrarreformas para desfacer entuertos (porque, al final, todas las CC AA perdían, como había advertido Andalucía) y 13 estimaciones, todas ellas falsas, para oscurecer la evidencia que Arenas tenía tan clara a la altura de 1994.

En esta ocasión, igual que en las precedentes, considero que es mi obligación democrática explicitar lo que supondría para Andalucía, y para Cataluña, la propuesta de la candidata. Tomando como año base 1996, la propuesta supondría una sobrefinanciación para Cataluña de 121.412 millones de pesetas, y para Madrid de 242.002 millones en términos absolutos. Utilizando este mismo criterio con Andalucía, resultaría una infrafinanciación de 328.325 millones de pesetas. Las cifras, por tanto, no sólo están clarísimas, sino que, como dijo Arenas, son de auténtico "shock político", pero no casualmente para los socialistas, que ya no nos shockeamos por esto, sino para los populares, que a lo largo de esta precampaña han ido confirmándose como consumados especialistas en el "efecto boomerang" y la autolesión de imagen.

A lo largo de estos últimos cuatro años, el ejecutivo de Aznar nos ha obsequiado con una lección inapreciable sobre los singulares tejemanejes de la fusión y la confusión. A lo mejor, eso me temo, han logrado confundir hasta a la propia candidata, que, dada su escasa familiaridad con las cifras, no es improbable que ignore que le está haciendo el juego a Cataluña y a Madrid, y perjudicando los intereses de la comunidad de la que aspira a ser presidenta.

Un disparate, en fin, que está clarísimo. Tanto que me pregunto: ¿han perdido el norte los gobernantes populares? ¿O es que desprecian tanto al pueblo andaluz que, a estas alturas de la película, creen que no ha pasado aún "la edad de la inocencia"?

Magdalena Álvarez es consejera de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía.

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