Religiosos en Mozambique denuncian el lucrativo negocio de los helicópteros a costa de la tragedia
Dos compañías privadas surafricanas están alquilando helicópteros para el rescate de los damnificados por las inundaciones en Mozambique a precios de usura, que oscilan entre los 2.000 y los 3.500 dólares por hora de vuelo (entre 330.000 y 580.000 pesetas). Las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul van a pagar 25.000 dólares (más de 41 millones de pesetas) por 13 horas de vuelo en dos días, incluyendo el traslado del aparato desde Johanesburgo hasta Maputo. "Es una explotación increíble", dice el padre Magalhaes, responsable en Suráfrica del flete del helicóptero.
Las Hermanas de la Caridad no salen de su asombro, pero lo prioritario era salvar vidas. No obstante, consideran que este auténtico saqueo de dinero, aprovechándose de la degracia ajena, no tiene calificativo. Se les acaban los adjetivos. Gracias al caos reinante en Mozambique y al retraso de la ayuda internacional, las compañías Helicopters Unlimited y Court Helicopters están haciendo un impúdico negocio con el rescate de los damnificados. No para los medios de prensa o las grandes cadenas de televisión, sino para el rescate de los desheredados del sur de África.El piloto de la primera compañía, J. C. Winde, informó ayer a EL PAÍS que alquilaba un helicóptero para 16 personas por 3.350 dólares la hora más algún suplemento por combustible. Preguntado por si se podría aumentar el número de pasajeros, al tratarse de personas que rescatar, dijo: "Sí, sí, aquí cabe mucha gente, ya hemos recogido centenares".
Una limosna
La empresa Court Helicopters ya recibió de las Hermanas de la Caridad 8.300 dólares de depósito por su vuelo de dos días en el que rescataron a cerca de 100 personas. Ahora esperan la factura final, pero su intermediario en Johanesburgo, Manuel João Martins, informó ayer de que la cantidad total ronda los 25.000 dólares. "De todas formas", dice, "les hemos pedido un descuento y no sabemos qué ocurrirá. Será una limosna, pero no íbamos a dejar morir a las personas. No se puede jugar con las vidas humanas".
Para rematar el negocio, el piloto de estos vuelos cobró, sin avisar a la congregación, 4.500 dólares al matrimonio mozambiqueño de Carlos Viegas y María Elena López para rescatar a los padres de esta última, atrapados en el hospital de Chalocuane. "El piloto", señala la mujer, "nos pidió el dinero diciendo que hizo el vuelo sólo para recoger a mis padres, cuando no fue así. Ahora nos han informado de que que por ello les deben tres horas de vuelo a las hermanas, pero no nos devuelven el dinero ni han trabajado esas horas".
El intermediario Manuel João Martins explicó ayer al encargado de la empresa que utilizaran esas horas con las Naciones Unidas o cualquier ONG, pero "comenzó a reírse y se fue". "Esto es una vergüenza", dice la hermana española Ángela Rodríguez, "y nadie dice nada. ¿Dónde va el dinero de la ayuda internacional? Todo esto es una corrupción, como la de los hospitales. Si tienes dinero te operan, y si no vas a la calle".
Ante estos despropósitos, las autoridades de Mozambique se pierden entre la burocracia. El director del Instituto Nacional para la Gestión de Calamidades y coordinador de toda la ayuda, Silvano Langa, nos trasladó a su asesor de prensa. Después de varios intentos, Antonio Machave informó de que no podía pronunciarse sobre los mencionados alquileres de las compañías privadas surafricanas.
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