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La carrera por el Rectorado de la UPV queda reducida a Montero y Juan Ignacio Pérez. Los tres candidatos a rector remarcaron sus diferencias para atraer a los votantes indecisos

La carrera por ser el nuevo rector de la UPV se ha quedado reducida a una pugna de dos hombres. La votación de la sesión del claustro de ayer dejó fuera de la competición a la catedrática de Fundamentos del Análisis Económico Mari Carmen Gallastegui, que sólo obtuvo el voto de 64 de los 293 claustrales asistentes (sobre un total de 302 componentes). De esta forma, la sucesión de Pello Salaburu al frente de la universidad pública vasca se resolverá mañana, jueves, entre el decano de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Información, Manuel Montero, y el vicerrector de Euskera, Juan Ignacio Pérez. El primero concitó el apoyo de 106 votantes mientras que Pérez obtuvo 96 sufragios.Para ganar la segunda vuelta basta con mayoría simple. El resultado deja la elección de rector entre la "continuidad crítica" que representa Montero y la "continuidad realista" de Pérez. Cada uno lleva en su equipo a cuatro vicerrectores salientes.

Buena parte de la primera sesión del claustro para elegir rector en lo que son los comicios más reñidos en la historia de la UPV, celebrada ayer en el campus de Leioa, estuvo marcado por los esfuerzos de cada uno de los tres candidatos para remarcar sus diferencias con sus oponentes. Tanto Montero como Gallastegui y Pérez -un sorteo decidió que intervinieran por ese orden- dedicaron su primera intervención a contestar, sin decirlo explícitamente, a las críticas lanzadas desde las otras dos candidaturas u otros miembros de la comunidad universitaria y a recordar a grandes rasgos sus respectivos diagnósticos sobre la universidad, sus retos y sus principales compromisos.

Cada uno de ellos intentó atraer los votos de los escasos claustrales que todavía estaban indecisos resaltando así lo específico de sus propuestas. Tras la intensa campaña desplegada por los tres en todos los centros y ante todos los colectivos de la Universidad durante las últimas semanas, la mayoría de los claustrales sabía antes de comenzar la jornada a quien iba a apoyar o si se abstendría.

Frente a lo ocurrido en varios de los últimos claustros, esta vez no hubo altercados. Con todo, cinco miembros de los autodenominados Solidarios con los Presos, disfrazados con monos blancos y caretas de igual color, permanecieron algo más de 20 minutos bajo el estrado sosteniendo sendos carteles a favor del acercamiento de los etarras encarcelados a prisiones del País Vasco.

Breve interrupción

La reunión sólo estuvo interrumpida unos minutos, mientras un sector de los claustrales (donde se ubican los representantes de Ikasle Abertzaleak) aplaudía a los enmascarados. Los encapuchaos se fueron con la misma tranquilidad con la que entraron. Idéntica a la que mostró Manuel Montero, quien en ese momento tenía la palabra. Los guardas jurados tenían orden de intervenir sólo si los enmascarados trataban de subir al estrado, según fuentes universitarias.

Ninguno de los tres candidatos dedicó toda su intervención (tenían una hora por cabeza) a hablar del programa porque, como coincidieron, éstos estaban al alcance de todos los claustrales desde hace semanas.

Montero leyó parte de su discurso en euskera. Era su modo de replicar a quienes sostienen que el rector de la universidad pública vasca debe hablar las dos lenguas cooficiales. Tras reconocer que es "una laguna" en su formación, en lengua vasca recalcó su empeño en desarrollar el segundo plan de euskaldunización, una opinión que ninguno de los candidatos discute. Montero utilizó, una vez más, la expresión "continuidad crítica" para definir su programa y abogó por la gestión estratégica y por descentralizar las decisiones todo lo posible.

Gallastegui contestó a quienes sostienen que su programa es demasiado teórico que "pretender gobernar" la UPV "sin una buena teoría sobre qué se debe hacer y cómo es una tremenda quimera". A quienes tachan a su equipo de ser heredero de tiempos pasados, les contestó que de ninguna manera para resaltar a continuación, que, a diferencia de lo que ocurre con sus rivales, en el suyo no hay nadie que aspire a ser reelegido. Subrayó que su programa lingüístico no es tan exigente como sostienen sus críticos, pese a afirmar que saber euskera será requisito para el personal administrativo y de servicios que entre a trabajar en la UPV.

Pérez fue el único de los candidatos que se refirió expresamente al asesinato el pasado martes del dirigente socialista Fernando Buesa y de su escolta, el ertzaina Jorge Díez. Tras condenar la violencia, abogó por luchar contra la intolerancia, por defender los derechos de todos e impulsar el diálogo. Dos de las tareas prioritarias de Pérez son desarrollar el plan universitario -el nuevo sistema de financiación de la UPV- y elaborar el plan estratégico que guíe los pasos de la Universidad los próximos años.

La sesión de ayer, aplazada el martes pasado a consecuencia del atentado de Vitoria, fue fiel reflejo de la campaña, en la que los candidatos en ningún momento se han criticado. Han defendido sus posturas con uñas y dientes, pero sin insultar al oponente. El ambiente estuvo sosegado en uno de los claustros más concurridos de los últimos tiempos. Acudieron 293 de los 302 claustrales.

Los tres candidatos se sentaron en las primeras filas, arropados por sus equipos y separados por sendos pasillos. El rector saliente, Pello Salaburu, presidió la mesa del claustro.

Tras las respectivas presentaciones hubo un descanso para comer y la sesión se reanudó por la tarde. Comenzó entonces la ronda para que los candidatos, siempre por el mismo orden, contestaran a las cuestiones que los claustrales habían planteado por escrito a cada uno de ellos. Versaron sobre asuntos de lo más diversos, desde su disposición a destinar el 0,7% de los ingresos de la UPV a la cooperación universitaria con países subdesarrollados (los tres se mostraron partidarios de intentarlo) hasta si promoverán la extensión de los complementos salariales aprobados para parte del profesorado a la totalidad del colectivo.

Gallastegui es la única de los tres candidatos que no pertenece al claustro, por lo que no pudo votar.

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