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El Papa apela al origen divino de su cargo por segunda vez en dos meses Juan Pablo II elude sus "debilidades humanas"

La celebración del jubileo de la curia romana, organismo central de la Iglesia católica, dio ayer una nueva oportunidad al Papa para recordar el fundamento divino del poder supremo que ejerce sobre la Iglesia, con independencia de las "debilidades humanas" que le aflijan. "El ministerio de Pedro no se funda sobre las capacidades y las fuerzas humanas, sino sobre las oraciones de Cristo, que implora al Padre para que la fe de Pedro no desaparezca", dijo Juan Pablo II.

El Papa utilizó el mismo argumento para defender su posición de pastor supremo de la Iglesia cuando hace un mes estalló la polémica sobre una hipotética dimisión del Pontífice suscitada por el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, el obispo Karl Lehmann. Más tarde, en un discurso ante los diplomáticos acreditados en Roma, Wojtyla recordó que "Dios no nos pone nunca tareas por encima de nuestras fuerzas".Ayer, el Papa volvió sobre el tema señalando que la misión de la curia -un complejo entramado de poderes a la sombra del Pontífice- "es precisamente la de colaborar con el sucesor de Pedro para que pueda desarrollar las tareas que le ha confiado Cristo de cuidar su rebaño". La frase sonó como una llamada al orden pronunciada por el Papa ante 4.000 personas que llenaban la basílica de San Pedro; entre ellas, 30 cardenales, 60 obispos y 450 sacerdotes del total de 1.132 religiosos que desempeñan tareas en la Santa Sede. Junto a ellos escuchaba una parte de los 1.449 empleados laicos del Vaticano y de otros 1.477 que se ocupan de cuestiones funcionales en el minúsculo Estado.

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