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AULAS

Alumnos de más de 120 países acuden a clase en las escuelas y los institutos de Andalucía

La población estudiantil inmigrante está a punto de triplicarse respecto a las cifras de 1995

Javier Arroyo

A finales de los ochenta, en los pupitres de las escuelas e institutos de Andalucía se sentaban casi exclusivamente alumnos autóctonos. Tener compañeros en clase de otra lengua o nacionalidad era extraño; encontrar gente de otra raza se consideraba ya toda una experiencia exótica. Hoy, casi todos los centros cuentan con alumnos de países y razas diversas. En muchos casos, se pueden contar con los dedos de una mano. En otros, los inmigrantes podrían llenar aulas enteras. La situación en las clases, por suerte, no se parece en nada a lo que se ha visto días atrás en las calles de El Ejido.

En Andalucía existen varios núcleos principales de inmigración: la zona de Poniente de Almería (El Ejido y Roquetas), la Costa del Sol malagueña y Lepe e Isla Cristina en Huelva. Sólo la Costa del Sol tiene tradición de residentes extranjeros, por lo que sus centros educativos están rodados en este ámbito. No ocurre lo mismo en el resto. Se ha pasado de apenas unos cientos a que alrededor de 8.000 alumnos de más de 120 países y que hablan casi 70 idiomas distintos vayan a diario a aprender en español.La explosión de población inmigrante en las escuelas almerienses ocurrió en el curso 1997-1998; de algo menos de 600 alumnos pasaron a poco más de 1.000. En Huelva ocurrió algo parecido el año pasado. Hasta ahora la situación está controlada y son los mismos centros los que han pedido ayuda a la administración educativa; los profesores quieren información sobre el tratamiento que han de dar a estos alumnos, muchos de los cuales llegan sin haber ido antes a la escuela ni hablar una sola palabra de español. Sin contar que las diferencias culturales son a veces más difíciles de solventar que las lingüísticas.

Aunque los datos concretos son escasos y no están por el momento actualizados -es difícil conseguir datos ajustados al milímetro, porque Consejería y Delegaciones Provinciales tienen dificultades para ponerse de acuerdo en los números- un hecho es incontestable: los marroquíes son el grupo mayoritario, después de los españoles, en las aulas andaluzas. Le siguen otros magrebíes y, en tercer lugar, un nuevo grupo va haciéndose hueco: son los venidos de los países del Este de Europa, polacos, checos y búlgaros sobre todo.

Sindicatos, ONG y autoridades educativas están de acuerdo en que las respuestas a la nueva situación escolar han sido rápidas y efectivas. Al menos, hasta el presente. Todos se han puesto a trabajar. La Consejería de Educación ha establecido en algunas provincias células -una o dos personas- especialmente dedicadas a la educación de inmigrantes. Estos pequeños gabinetes analizan las nuevas necesidades y tratan de ponerle remedio mediante publicaciones y materiales educativos que enseñan a los recién llegados español y cultura local. También buscan que los locales aprendan algo de la lengua y de la cultura del otro.

Otro papel fundamental lo juegan las ONG. Las distintas secciones de Andalucía Acoge, por ejemplo, tienen profesores allá donde hay bolsas de inmigrantes, a los que enseñan español. También ejercen de mediadores entre las familias y el colegio porque, a veces, además de los problemas del idioma, a los padres les resulta complicado atender las citas con los profesores o incluso rellenar los formularios.

A pesar de la avalancha, la situación en escuelas e institutos es, sin duda, estable. Todo el mundo coincide en que no hay mayores problemas de convivencia. En El Ejido, Juan Miralles, de Almería Acoge, comenta que "la poca cordura que ha habido estos días se les ha oído a los niños". Dentro de la clase, los estudiantes, extranjeros o no, se ayudan como siempre, o se pelean como siempre. Pasados los primeros días, en los que todo es confuso para los recién llegados y forman grupitos, todos se integran y se borran las diferencias.

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La atención a los inmigrantes recién llegados ha sido suficiente hasta ahora. Las dudas surgen al mirar al futuro. Las necesidades de mano de obra inmigrante son muy elevadas. En Almería Acoge están atentos y avisan: "De un niño bien integrado resulta un adulto bienintegrado"

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