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Los paramilitares colombianos matan a más de 40 civiles y provocan el éxodo de un millar de campesinos

La barbarie paramilitar ha dejado en los últimos días en Colombia al menos 40 muertos y un éxodo de más de 1.000 campesinos. Las imágenes de cadáveres tirados en potreros cubiertos con hojas de palma, la de cinco hombres atados unos a otros con cabuyas (cuerdas) y baleados en el piso, la de mujeres sentadas en andenes llorando a gritos su angustia, y la de hombres, mujeres y niños con paquetes y maletas caminando sin rumbo por carreteras destapadas huyendo de la guerra, han sido recurrentes en los noticiarios colombianos. En Ovejas, población tabacalera de la provincia de Sucre, desde mediados de la semana pasada, los paramilitares empezaron de aldea en aldea su ronda de muerte. Hasta ayer se habían encontrado 18 cadáveres: todos degollados, todos con señales de tortura. A todos los acusaron de lo mismo: ser colaboradores de la guerrilla. En un comunicado leído a la radio, las autodefensas aseguraron que sus víctimas fueron 47.

El pasado fin de semana, la acción paramilitar pasó a El Salado, aldea del Carmen de Bolívar, población también tabacalera, y también vecina a los Montes de María, donde guerrilla y autodefensas se disputan el poder.

A mediodía de ayer, la Infantería de Marina, que entró a la zona después de retirar las minas del camino, registró 17 cadáveres. Nadie confirma aún si se trata de caídos en combates entre guerrilleros y paras o civiles víctimas de una nueva masacre paramilitar.

Confusión total

La confusión era total. Un oficial de la Infantería aseguró que la mayoría de muertos eran "guerrilleros vestidos de civil" que realizaban labores de espionaje. El comandante de la policía, general Rosso José Serrano, dijo que las autodefensas están utilizando en estas masacres a desertores de la guerrilla que "se escapan y empiezan a señalar a los presuntos colaboradores".

El horror también se vivió en Apartadó, en la zona bananera del Urabá. Los paras llegaron el sábado en la noche a San Juan de Urabá -una población que hace tres años declaró su neutralidad frente a los actores del conflicto- y de manera selectiva mataron a cinco comerciantes. Con ellos son ya 65 miembros de esta comunidad de paz asesinados por paramilitares.

Urabá ha sido por años zona disputada por guerrilla y paramilitares. Hoy está bajo control de estos últimos y la guerrilla está empeñada en su reconquista. Hace pocos días, la Fiscalía detuvo al alcalde de Apartadó acusado de vínculos con los paramilitares. Un concejal es investigado por la misma razón.

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