Empiezan las obras de los barracones entre quejas de los inmigrantes en El Ejido
Poco antes de las cinco de la tarde de ayer, el subdelegado del Gobierno en Almería, Fernando Hermoso, estaba a pie de obra observando la instalación de las primeras viviendas prefabricadas para inmigrantes, en la zona de Águila Baja, un barrio de El Ejido. El comienzo de la obra estuvo marcado por la improvisación y las protestas de la Comisión de Inmigrantes, que ha alertado de que no se ha realizado un verdadero censo de los trabajadores sin casa.
Rodeado por una numerosa escolta de la Guardia Civil y de varios funcionarios de Protección Civil y el Ministerio de Administraciones Públicas desplazados desde Madrid, Hermoso fue incapaz ayer de determinar cuántos o dónde se instalarían los módulos para albergar inmigrantes. El subdelegado aseguró que sólo daría tiempo a instalar uno de los barracones, que mide menos de tres metros de ancho por unos seis de largo y en el que hay espacio para cuatro literas.Pero, tal y como dicen los propios técnicos de Protección Civil, no se puede considerar una vivienda y el pueblo más cercano está a casi dos kilómetros. Entre el mar de dudas, los técnicos de Protección Civil aprovecharon una maniobra del camión remolque que transportaba el citado módulo para estampar una de sus pegatinas en el lateral. De esas, sí que había como para poner el sello en varias decenas de habitáculos.
Los técnicos de Protección Civil aseguraban que han recibido en El Ejido seis módulos para albergar las camas de ocho personas y cuatro sanitarios, con una ducha, una taza y un aseo. Estos módulos prefabricados llegan por camión desde Murcia o Sevilla y, según Protección Civil, está previsto que permanezcan habitados por inmigrantes entre un año y medio y dos años. Por el momento los cálculos son de albergar a cerca de 400 personas en este tipo de alojamiento.
Uno de los principales problemas para instalar los barracones es que se debe contar con el permiso de los propietarios de las fincas. Ayer, uno decidió retirar su oferta. Tampoco se sabe, tal y como asegura el subdelegado del Gobierno en Almería, quién (Gobierno central, autonómico, municipal o agricultores) va a construir las viviendas que suplan este alojo temporal para los braceros foráneos o si el plan del alcalde de El Ejido, Juan Enciso (PP), de habilitar alojamientos en el campo y lejos de las poblaciones para los inmigrantes podría llegar a ser realidad.
Sin censo de los sin techo
Pero, por supuesto, ésta no es la única cara de este problema. Desde la Comisión de Inmigrantes, Omar El Hartiti afirmaba que no se había realizado un verdadero censo de los trabajadores sin casa, simplemente porque no se les ha preguntado, a pesar de ser una de las partes que negoció el acuerdo de 11 puntos que puso fin a la huelga. Primero se envió a la Policía Municipal y los inmigrantes no quisieron ofrecer ningún dato que se pudiera revertir en su contra a los agentes dependientes del alcalde de El Ejido. Después llegaron las ONG (Cruz Roja y Almería Acoge), pero tampoco recibieron facilidades para hacer un censo real de trabajadores sin papeles o sin trabajo. En la noche del pasado sábado la Comisión de Inmigrantes celebró una reunión hasta altas horas de la madrugada en la que se decidió instruir a los inmigrantes para que facilitaran sus datos a los voluntarios de Cruz Roja al tiempo que se decidió informar hoy, en una acampada de trabajadores marroquíes en pleno campo (han bautizado uno de los habitáculos como La choza de la prensa) de su disgusto ante el, a su juicio, incumplimiento total de los acuerdos. El próximo día 25, los inmigrantes magrebíes decidirán si están satisfechos o si vuelven a la huelga de braceros.
Por otro lado, los abogados de SOS Racismo destacaron que muchos firmantes de las cerca de 600 denuncias por pérdidas se han ido de El Ejido por verdadero miedo.
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