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Una 'pyme' con cerebro de multinacional

Cristina Vázquez

Fepyr es uno de esos ejemplos que rompe con el tópico de que las pymes tienen un horizonte limitado. Desde 1989, en que elaboró su plan estratégico, esta compañía de lacas y barnices, asentada en Paterna (Valencia), ha demostrado que no sólo es posible producir con calidad, establecerse en el exterior o innovar, sino imprescindible para sobrevivir. "Nuestro espíritu es el de una pyme que trabaja con conceptos de gran empresa o multinacional. Esto nos da ciertas ventajas, pero también nos crea muchas dificultades", apunta el presidente de la compañía, Enrique Fibla. Ya en sus orígentes, Fepyr se distinguió por ese espíritu innovador. Su fundador, Enrique Fibla, vendedor de productos químicos de una compañía alemana, aprovechó su experiencia y contactos para montar en 1957 su propia empresa con las últimas tecnologías en recubrimientos todavía desconocidas en España. Seis años después, con las ventas creciendo a buen ritmo y 15 empleados, Fibla fallece repentinamente y su esposa, Ricardina Ávila, se hace cargo de la empresa. En 1967 el hijo mayor, Enrique Fibla, todavía en la escuela de Empresariales, se incorpora a la compañía y tras un periodo de rodaje de tres años se quedó al frente de la sociedad.

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La crisis del petróleo de los setenta, que sumió en una profunda crisis a la construcción y el mueble, clientes vitales para Fepyr, obligó a los responsables de la sociedad a introducir cambios. Ricardo, hermano de Enrique, se incorpora entonces como director de ventas, y la compañía empieza a especializarse en productos tecnológicos.

A finales de los ochenta, Fepyr se prepara para producir con el concepto de calidad total y para salir al exterior. "Es una sociedad ligada desde su origen a la innovación y con un fuerte componente comercial y así ha continuado", continúa el presidente.

La sociedad, propiedad de los hermanos Fibla, salvo un 10% del capital, en manos del consejo de dirección, nació como una empresa de recubrimientos, aunque desde hace años se ha especializado en productos para la madera. "Fabricamos 1.600 productos diferentes, lo que nos convierte en una empresa que trabaja a la medida del cliente y, por tanto, con un proceso de fabricación muy complejo", dice Fibla.

La especificidad de su producto ha marcado absolutamente el proceso de internacionalización de Fepyr, que arranca a finales de los ochenta con la apertura de una filial en Portugal. "Hacemos un producto difícilmente exportable y complejo [se vende el recubrimiento, cómo aplicarlo y cómo mantenerlo], y, además, nuestro cliente es otro industrial. Claro, pensar en exportar un producto así en México o Arabia Saudí es complicado. La única manera es establecer filiales y eso es fácil decirlo pero complicado hacerlo. No sabíamos cuánto hasta que nos lanzamos", reconoce el presidente.

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Este proceso ha absorbido una gran cantidad de recursos financieros y humanos, además de necesitar largos periodos de maduración. Después de 15 años de experiencia internacional la compañía cuenta con dos filiales: una en México (Macer-Fepyr de México, SA) y otra en Portugal (Fepyr Portugal Tintas Ltda). Además tiene acuerdos de partenariado en Francia, Tailandia, Arabia Saudí y Chile, y contactos incipientes con empresas de Túnez, Turquía y sureste asiático (Vietnam, Malasia o Singapur). Un 30% de las ventas del grupo se llevan a cabo en la red exterior.

El grupo, que emplea a 100 personas en España y 50 en las filiales, produce cada año ocho millones de kilos de lacas y barnices, y para este ejercicio cuenta con un presupuesto de 3.500 millones de pesetas. "Fepyr no es la empresa que más produce ni más vende en España, un mercado muy maduro en el que no hay un líder claro y absoluto", explica Fibla. "Somos cinco o seis las empresas que controlamos entre el mercado español".

Los directivos de Fepyr saben que el futuro de la sociedad pasa por crecer y tener un tamaño suficiente para hacer las cosas a su manera, y en un mercado tan maduro como el español es difícil crecer. "En México, donde estamos desde 1993, somos la segunda empresa del país, con unas ventas de 700 millones de pesetas. Conseguir en seis años una empresa de ese tipo nos ha costado", reconoce Fibla. Fepyr dispone de los medios culturales y empresariales para actuar como una multinacional pero no cuenta con recursos financieros y humanos suficientes.

La investigación y el desarrollo tiene un peso específico dentro de Fepyr, sobre todo en la búsqueda de nuevos productos. Pero la innovación está presente en todos y cada uno de sus departamentos. "En gestión de la calidad [son pioneros en el uso del modelo de gestión europeo EFQM, muy participativo] hace años que nos autoevaluamos", explica Fibla. El mercado pide productos cada vez más eficientes y Fepyr es conocida por utilizar las tecnologías más avanzadas para fabricar lacas y barnices que tienen como base el agua y no los disolventes. Productos con secado ultravioleta para reducir las emisiones a la atmósfera y productos con propiedades ignífugas. En cuanto a diversificación, la sociedad trabaja desde hace poco en recubrimientos para metales, plásticos y vidrio.

El futuro de la compañía y, por tanto, cualquier fórmula para hacerla más fuerte se ha debatido internamente. "Esto es una empresa que planifica mucho, para bien y para mal, y desde hace años tiene un conocimiento reflexionado sobre lo que es la empresa y su entorno. Por tanto, si necesitásemos nuevos recursos lo buscaríamos en la fórmula del capital-riesgo", observa Fibla.

Fepyr, una empresa familiar a caballo entre la segunda y la tercera generación, encomendó en 1999 la dirección general, cargo desempeñado con anterioridad por los dos hermanos Fibla, a una persona de fuera de la familia. Enrique, además de presidir la sociedad, se ocupa de los departamentos de compras, internacional y comunicación, y Ricardo dirige temporalmente la filial mexicana. "Seguimos siendo una empresa familiar, pero que también ha dado pasos en otras direcciones. Los cambios generacionales no me preocupan demasiado. Si se incorpora un familiar a la compañía será con criterios profesionales y cuando toque", sentencia.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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