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Aznar presenta a Frutos como "el jefe de la cosa" que hace peligrar la prosperidad de España El candidato del Partido Popular a La Moncloa anuncia que hará más propuestas fiscales

Javier Casqueiro

José María Aznar cree que esta campaña se dilucida entre dos tipos de "cosas". Él asegura que se dedica "a proponer cosas" para continuar el camino de progreso de España y mantiene, por el contrario, que "la cosa de izquierdas", en alusión al pacto entre PSOE e IU, se cargará "la política social" emprendida por el PP. Aznar delimitó ayer la división de papeles que observa entre "los jefes de la cosa esa de comunistas y socialistas". De Joaquín Almunia dijo que es un candidato que no tiene nada que ofrecer y "va de coronilla". A Francisco Frutos le acusó de "poner en peligro" la prosperidad del país.

El presidente del Gobierno intenta imponer un ritmo, en estos momentos finales de la precampaña, que gire en torno a la impresión de que mientras él tiene ideas, iniciativas, promesas, proyectos y planes que ofrecer a los votantes, la alianza de izquierdas y de la "vuelta al pasado", es decir, PSOE e IU, sólo sabe insultar y plantear que "hay que echar a Aznar de La Moncloa" como su único objetivo.En ese escenario que pasea por toda España y que ayer se detuvo en Logroño, ante 2.000 personas, en el frontón Adarraga, Aznar presumió de nuevo de que el PP sólo tiene un programa, un candidato y un partido, mientras sus oponentes "van todos los días de coronilla, sin nada que decir ni qué hacer".

En su división de discursos entre los mensajes ganadores, optimistas, ambiciosos con que identificar al PP y los negativos, pesimistas, perdedores, catastrofistas que siempre atribuye a PSOE e IU, Aznar se fijó como meta para alcanzar el pleno empleo y las grandes reformas, "para España y para Europa", el año 2010. Así se lo ha propuesto por carta al presidente de la Unión Europea, Romano Prodi. Eso sí, en tres etapas.

Aznar entiende que ese tipo de grandes miras son las que deben exigirse a un "gobernante" y no otro tipo de "camelos". Y en ese contexto desarrolló un largo y detallado discurso sobre la creación de empleo, reiterando que persigue crear en los próximos cuatro años 1,4 millones de puestos de trabajo; todo ello, en una localidad, Logroño, capital de la comunidad de La Rioja, con una tasa de paro masculino del 4% o 5% que la sitúa en una posición de privilegio seguramente en toda Europa.

Esas promesas, en este caso las de generación de empleo, que arropó con las que lleva suministrando a dosis durante toda esta semana, como la de las ayudas a las mujeres y las empresas para favorecer la natalidad, su plan nacional de guarderías, o los incentivos fiscales a las pequeñas y medianas empresas, le sirvieron para "sonreírse" de las "polémicas" que provocan en "algunos" sus planteamientos electorales. Primero anunció que habrá más novedades fiscales en lo que queda de campaña, aunque ayer sólo esbozó que también podría reducirse el porcentaje del impuesto de sociedades del 35% al 25% a las empresas con una facturación de beneficios de hasta 500 millones de pesetas cuando ahora esa cuota está en 250.

Aznar entiende que él no tiene que demostrar que cuando dice que quiere bajar los impuestos (IRPF, IAE, IVA) no expresa sólo un deseo electoral, porque ya lo ha hecho. Y utilizó unas recientes declaraciones de Francisco Frutos, "uno de los jefes de la cosa esa de comunistas y socialistas que es secretario general del partido comunista", sobre que sus nuevos compromisos de reducir la fiscalidad podrían "poner en riesgo la política social", para espetarle: "Paco, Paco, que no te enteras, que eso ya ha pasado, ya lo hemos hecho en esta legislatura y batimos todos los récords en creación de empleo, afiliaciones a la Seguridad Social y mejoras del poder adquisitivo".

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Seis programas distintos

Para criticar el pacto, Aznar insistió en denominarles "cosa". Y se justificó: "¿Y cómo quieren que le llame?", se preguntó, para contestar que no puede ser seria una alternativa con seis programas distintos: "No pueden ser más que una cosa que aumentará los impuestos, el desempleo y no servirán para el bienestar social".

Aznar acabó el argumento con un ruego: "Por favor, que no nos lo estropeen. Los jefes de la cosa de lo que deben enterarse es de varias cosas; uno (Almunia), de quién ganó la batalla de Lepanto, y el otro (Frutos), de que es él el que pone en peligro las políticas de prosperidad".

El candidato del PP incidió, con el comentario sobre la batalla de Lepanto, en un sarcasmo empleado ya esta semana por Mariano Rajoy contra Almunia por haber comentado que al PP sólo le faltaba achacar a Felipe González la pérdida de aquella guerra, cuando en realidad la contienda de las naves españolas contra las turcas se ganó.

Ni cansado ni agobiado

El presidente del Gobierno, José María Aznar, quiso mostrarse ayer en Logroño con una actitud pletórica, tanto en el aspecto físico como el mental.Aznar se levantó temprano y sorprendió a su equipo de seguridad al anunciarle la hora prevista para su "ejercicio diario". Corrió durante casi una hora por las espectaculares instalaciones deportivas municipales de Las Norias. Luego, ante el público que le escuchó en el mitin, exhibió su satisfacción por su estado físico. Dijo literalmente que no está nada "cansado ni agobiado" por lo que lleva de campaña y que, por el contrario, se lo está "pasando muy bien". Tan bien como cuando llegó por primera vez a esta ciudad, Logroño, en la que empezó a trabajar hace 22 años como inspector de Hacienda y en la que su esposa, Ana Botella, que ayer también le acompañó, le convenció en aquella época para afiliarse a Alianza Popular.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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