"Estamos viviendo sobre la explotación de mucha gente"
El grupo vallisoletano Celtas Cortos anunció hace dos años su retirada temporal de los escenarios españoles, pero este alejamiento ha llegado a su fin y ya es tiempo de hacer balance. Un análisis para el que es imprescindible tener en cuenta las 15 canciones de Tienes la puerta abierta (Dro East West). La creación de este repertorio ha ocupado buena parte de su tiempo durante su retiro (el resto lo han empleado en cimentar una carrera prometedora en Francia y en dar rienda suelta a proyectos paralelos como El Alquimista Loco) y será la base de la actuación que el conjunto ofrecerá el próximo jueves (21.30) en el Kafe Antzokia de Bilbao. Allí exhibirá su nuevo envoltorio electrónico."Este disco lo hemos hecho con conciencia de que iba a suponer un cambio y sin estar muy seguros de que la gente lo va a entender o asimilar bien. Muchos grupos, una vez que han dado con un cliché que les ha ido bien, tienen tendencia a repetirse hasta la saciedad, pero el nuestro, por fortuna, está vivo y, en ese sentido, siempre hemos sido muy pasionales. Estamos haciendo exactamente lo que nos gusta y lo que nos pone un poco las pilas", argumenta el cantante, letrista y guitarrista Jesús Cifuentes refiriéndose al riesgo que conlleva su giro hacia la música electrónica. Un cambio de dirección, que no de sentido: "No es ni un capricho momentáneo, ni un descubrimiento casual".
Ahondando en esta línea, Carlos Soto, flautista del grupo, señala que "la trayectoria de un grupo no consiste en repetirse, sino en asimilar cosas nuevas e ir vomitándolas en forma de discos". Mientras, Cifuentes se congratula de que "la electrónica es probablemente el primero de los movimientos o revoluciones musicales que en este país sucede a la vez que en el resto del mundo". "La tecnología aplicada a la música la entiendo como una liberación, porque es relativamente barata, muy asequible para la gente y cualquiera que hurgue en sus entresijos puede hacer en su casa cosas que antes eran impensables y darlo a conocer inmediatamente. En ese sentido es algo revolucionario", añade el cantante.
Así, Tienes la puerta abierta supone un nuevo paso en la evolución de unos Celtas Cortos que, a lo largo de siete elepés, han ofrecido folk instrumental y han jugado con una leve fusión estilística que derivó hacia el pop rock comercial. Todo para llegar a la actual superposición de instrumentación rockera, tradicional (flautas, mandolina, bodhram, violín) y bases electrónicas. Pero esa renovación musical no ha trascendido a los textos que escribe y canta Cifuentes, desde un inicio centrados en combatir asuntos como el consumismo, la explotación, el militarismo y el fascismo, y en reclamar la anarquía.
"Para hacer las letras me he inspirado en lo mismo de siempre. Se corresponden con una trayectoria de muchos años y una línea... no sé si la palabra es comprometida, social o qué; pasan por un convencimiento personal sobre hacia qué parte quieres tirar los disparos verbales con los que puedes ametrallar. Seguimos pensando que esto es una lucha en la que no puedes descansar ni un cuarto de hora y que realmente hay que trabajar mucho por transformar un montón de cosas de mierda que están inamoviblemente perennes en la vida". Son sus textos tan críticos con tantas cosas que Cifuentes reconoce que él mismo tiene difícil ser consecuente en el día a día.
"Cada vez que suena el despertador por la mañana empieza un mar de contradicciones para todo el mundo. Estamos viviendo sobre la explotación de mucha gente: sentado en este sofá, bebiendo este café y moviéndonos en un coche que consume gasolina. Yo me siento consecuente en tanto en cuanto vivir de la manera en que vivimos nosotros es costoso, ya que supone deshacerse de muchas cosas y no ser entendido por mucha gente que te mira mal, aunque sólo sea por la pinta", defiende Jesús Cifuentes.
Y como portavoz de un grupo comprometido con diversas cuestiones sociales, tampoco puede evitar enjuiciar el acceso al poder de la ultraderecha en Austria, una cuestión que, a su juicio, debería encender las alarmas del planeta. "En cierto modo ya lo están un poco, pero, cuanto menos, es para no bajar la guardia. Está claro que en Centroeuropa la extensión del fascio, del refascio, es para asustar. Además, es que la historia se repite: los conflictos bélicos que nos han visitado este siglo se germinaron en los mismos lugares, provocados por la misma gente, y la cosa está realmente cruda. Por un lado se están lanzando políticas de integración, todo lo que son los grandes titulares de la Carta Social Europea y su puta madre, pero el hecho real es que no se llega a establecer un mestizaje de igual a igual".
"De todas formas", añade Carlos Soto, tampoco hace falta irse a Austria. "Parece que lo de El Ejido es muy distinto a eso, pero creo que todo son piezas del mismo puzzle".
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