Batalla entre conservadores y renovadores para copar el nuevo Parlamento de Irán Las elecciones del viernes se han convertido en un referéndum para el presidente Jatamí
ENVIADA ESPECIALCumplidos 21 años desde la revolución islámica, Irán se dispone a redefinir un sistema político que le llevó al aislamiento internacional y al fracaso económico. A la vista de las dificultades y oposiciones que ese paso encuentra en algunos sectores del régimen, las elecciones legislativas del viernes se han convertido en un referéndum sobre los 30 meses de Gobierno de Mohamed Jatamí, el presidente que en 1997 llegó al poder con un 70% de respaldo popular y un mandato de cambio apoyado sobre todo por los jóvenes y las mujeres.
Las maniobras de los conservadores (hasta ahora mayoritarios en la Cámara) y las divisiones en las filas reformistas se lo están poniendo difícil. Conscientes del reto, unos y otros se esfuerzan estos días por movilizar a sus seguidores. "Estamos a favor de sus reformas", explica una joven estudiante que llega con un retrato de Jatamí en las manos. Acompañada por otras dos muchachas, todas cubiertas con el chador, ha dedicado la mañana a repartir propaganda electoral del Frente de Participación del Irán Islámico. "Son nuestros candidatos", responde con una sonrisa.La estudiante representa a un amplio sector del electorado que en 1997 apostó por el hombre que prometía una sociedad más libre y tolerante, pero la gran coalición que aupó a Jatamí al poder se encuentra dividida. Una doble jugada maestra de los conservadores les ha dejado sin candidato de tirón para la presidencia del Parlamento y les ha colocado como rival a un peso pesado, el ex presidente del Gobierno Alí Akbar Hachemí Rafsanyani.
El encarcelamiento en diciembre del popular ex ministro Abdolá Nurí (el más votado en las municipales de hace un año y hombre de confianza de Jatamí) ha impedido que todos los grupos reformistas se pusieran de acuerdo sobre quién debía encabezar el cartel electoral, lo que ha motivado varios de ellos presenten listas ligeramente diferentes. El sistema electoral iraní permite que una misma persona aparezca en varias listas, ya que los votantes eligen hasta el número de candidatos que corresponda a su circunscripción de forma nominal y no una lista determinada.
Por el contrario, la Coalición de los Seguidores de la Línea del Imam y del Líder (conservadora) ha logrado el respaldo de los 15 grupos que la integran para los 244 candidatos que ha seleccionado en todo el país. El nuevo Parlamento, el sexto desde la revolución islámica, contará con 290 diputados, 20 más que el saliente, ya que se ha ampliado para reflejar el aumento de la población.
Pero es que, además, los conservadores han colocado al frente de sus candidatos al ex presidente Rafsanyani, a quien proponen como presidente de la Cámara. Cuentan con que su popularidad y moderación política (sus detractores hablan de ambigüedad) atraerá a muchos votantes no sólo entre sus filas, sino también entre los indecisos que dicen situarse en el centro. Rafsanyani es uno de los fundadores del Partido de los Servidores de la Construcción, cuyo apoyo resultó instrumental para el triunfo de Jatamí en 1997. Tanto entonces, en su calidad de presidente saliente, como desde su cargo de presidente del Consejo de Discernimiento (órgano de arbitraje entre el lesgislativo y el órgano revolucionario paralelo, el Consejo de Guardianes), Rafsanyani ha proclamado su neutralidad.
Ahora, sin embargo, su presencia en la contienda ha impedido que su partido consensuara una lista con el Frente a pesar de que ambos presentan varios candidatos comunes, entre ellos Hadi Jamenei (hermano del líder, pero muy cercano a Jatamí), Reza Nurí (hermano del ex ministro encarcelado) y Yamila Kadivar (esposa del ministro de Cultura, Ataolá Mohayeraní, otro destacado servidor y uno de los hombres clave de la política reformista).
Desencanto por el ritmo
En estas circunstancias, la posibilidad de que los desencantados con el ritmo de las reformas se queden en casa el próximo viernes es un riesgo que pone en peligro el éxito de la modernización prometida por Jatamí.
"Lo que quiere el líder y todos los hombres de bien es que el viernes acudamos a las urnas como en 1997", manifestó el presidente en su discurso por el 21º aniversario de la revolución y refiriéndose a la participación récord del 90% que se alcanzó en aquella ocasión. Ante los varios cientos de miles de iraníes reunidos en la plaza de Azadí, Jatamí elogió el papel de los jóvenes, a los que dedicó gran parte de la intervención y responsabilizó del futuro. Los menores de 25 años constituyen un 60% de los 63 millones de habitantes con que cuenta Irán, y el derecho al voto está reconocido a partir de los 16 años.
"Lo más importante es que todos vayamos a las urnas para, con nuestra responsabilidad religiosa, elegir a los mejores", dijo, a cuatro kilómetros de allí, el ayatolá Mahmud Taheri Jorramabadi, miembro del conservador Consejo de Guardianes, durante el sermón previo a la plegaria del viernes. Y los mejores, explicó, "son los que se preocupan por la revolución, por los mártires y por los pobres; los que desean el régimen islámico".
Una campaña de octavillas y folletos
Las calles y avenidas de Teherán no se han llenado de carteles electorales como hace un año durante la campaña para los comicios locales. La contienda por las legislativas se desarrolla en un tono mucho más modesto, y no porque la cita tenga menos relevancia, sino por simple restricción legal.
Tras el "despilfarro" que a decir de algunas voces se produjo en aquella ocasión, una ley ha limitado el despliegue de medios de los candidatos. Además de contar con apenas siete días para dar a conocer su programa (la campaña se inició el día 10 y concluirá el 17, con una jornada de reflexión), los aspirantes a diputados o los grupos que les apoyan no pueden desplegar grandes carteles en color ni colgar banderolas en los árboles o hacer propaganda con altavoces en los coches.
Las posibilidades se han reducido a octavillas y pequeños folletos. Pero las limitaciones agudizan el ingenio: los activistas del Frente de Participación (pro-Jatamí) han montado centros de campaña en casi todas las provincias, donde jóvenes militantes y voluntarios hacen llamadas en busca de apoyo, recogen donativos previa entrega del correspondiente boleto de 5.000 o 10.000 riales (100 y 200 pesetas, respectivamente) o se organizan por turnos para el reparto de propaganda.
Sólo en Teherán hay 22 de estos centros, uno en cada distrito, según explica la responsable responsable del principal de ellos, en la avenida Somayey, una funcionaria que ha pedido unas semanas de excedencia para dedicarse a la campana y que prefiere guardar el anonimato para "separar política y trabajo".
Allí, en una habitación con tres ordenadores, media docena de universitarios se afanaba ayer en la creación de una pagina web del partido que esperaban estuviera lista para antes de las elecciones.
Más información sobre el Frente de Participación en www.pages.cuhocuheve.com/news/j.mosharekat/javanan.html
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