_
_
_
_

El Gobierno admite a un mes de las elecciones que erró al pactar la investidura con el PNV

Luis R. Aizpeolea

El vicepresidente primero del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, admitió ayer que el Ejecutivo se había equivocado al calcular que el pacto de investidura con el PNV favorecería un acuerdo sobre la paz en el País Vasco. Cascos, que ha sido el principal mediador entre el Ejecutivo y el PNV en esta legislatura, dijo estar "decepcionado" por los derroteros que ha tomado este partido, especialmente por no haber roto con EH cuando ETA puso fin a la tregua. El vicepresidente también admitió que fue un error incluir en el programa electoral de 1996 el cumplimiento íntegro de las penas por terrorismo.

Más información
Un vicepresidente "al servicio incondicional del entrenador"
Aznar y Chirac confirman su sintonía en la lucha contra ETA
Almunia dice que RTVE sigue consignas al no admitir su 'cara a cara' con Aznar

A un mes de la cita electoral del 12-M, Álvarez Cascos aprovechó el balance de la legislatura para explicar su complejo y discutido papel como interlocutor de los partidos nacionalistas, especialmente el PNV, en estos cuatro años. En su exposición no faltaron dosis de autocrítica. La primera, al admitir un error de cálculo en los planes del Gobierno cuando se fraguó el pacto de investidura de José María Aznar como presidente del Gobierno. El vicepresidente primero recordó que, en mayo de 1996, el PP pactó con el PNV distintos acuerdos políticos para garantizarse el voto de los nacionalistas vascos -la renovación del Concierto Económico, el desarrollo del Estatuto de Gernika y la devolución del patrimonio incautado a los partidos tras la guerra civil, entre otros- pero dejó fuera la cuestión de la pacificación en Euskadi, un terreno donde ya entonces había discrepancias."Pensé que desde las coincidencias podríamos avanzar hacia el acercamiento en las discrepancias, y creo sinceramente que no lo hemos conseguido", admitió Álvarez Cascos. Fue aún más descriptivo al señalar que "los importantes puntos de coincidencia" desarrollados no sólo "no han modificado las distancias" con el PNV en cuanto al fin de la violencia, sino que "las han acentuado desde la declaración de la tregua" de ETA.

"Decepción personal"

Aquí, Álvarez Cascos confesó su "decepción" personal al comprobar que el PNV mantenía intacta su relación con Euskal Herritarrok, la plataforma electoral de Herri Batasuna, una vez que ETA cumplió su amenaza y asesinó al teniente coronel Pedro Antonio Blanco el pasado 21 de enero. Admitió, con ello, que había dado al PNV un crédito personal muy superior al que le otorgó el resto del Gobierno, incluido su presidente, José María Aznar. Éste, tras la declaración de la tregua por parte de ETA, en septiembre de 1998, ya había abierto hostilidades con el PNV por la "deslealtad" de su presidente, Xabier Arzalluz, al mantenerle al margen del asunto.

Alvarez Cascos admitió, incluso, que durante un tiempo él representó la imagen del entendimiento con el PNV, mientras el ministro del Interior, Jaime Mayor, simbolizaba el desacuerdo con este partido. Y lo atribuyó a las distintas misiones que ambos tenían encomendadas. Según Alvarez Cascos, a él se le encargó -aunque no dijo que fuera José María Aznar quien lo hiciera- la tarea de "cultivar, mantener y fortalecer" los acuerdos con los socios nacionalistas, incluido el PNV, y a Mayor Oreja la de "administrar las discrepancias con este partido". Trató de rebatir con ello que hubiera sido "insolidario" con su colega de Gabinete, sometido a duros ataques por el PNV al tiempo que los nacionalistas agasajaban a Cascos en su propia sede. "Cada uno ha cumplido su papel y el equipo ha funcionado", concluyó.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Su tercera autocrítica consistió en reconocer que fue un error proponer, como hizo el PP en su programa electoral de 1996, el cumplimiento íntegro de las penas de los terroristas. Alvarez Cascos admitió que esta propuesta decayó, en primer lugar, porque sus socios nacionalistas la rechazaron en el pacto de investidura de mayo de 1996. Pero reconoció también que la "experiencia de Gobierno" y "las exigencias imprescindibles para una adecuada política de pacificación y de lucha contra el terrorismo" han llevado al PP a no incluir en su actual programa la misma propuesta. "Rectificar es de sabios y no creo que, por ello, debamos ponernos ningún tipo de cilicio".

Para confirmarlo, Cascos aseguró que el Gobierno ha cumplido escrupulosamente el punto 10 del Pacto de Ajuria Enea en su ejecutoria, que supone el rechazo de la propuesta del cumplimiento íntegro de las penas de los terroristas. Su contenido básico es: apertura del diálogo con ETA sobre la cuestión de los presos y el cese de las armas si la banda deja de matar y dejar a los partidos los asuntos políticos.

Alvarez Cascos mantiene una receta particular para el final del terrorismo en Euskadi. "El final de la violencia se articulará tanto o más rápidamente cuanto más rápido se consigan acuerdos entre el Gobierno de España y el Gobierno vasco. Esa es la masa crítica que se necesita para seguir impulsando el proceso de paz".

En cuanto al PNV, el vicepresidente primero lo contempla ahora como "el hijo pródigo de los partidos democráticos", cuya posición actual, de mantener sus relaciones con EH pese a la ruptura de la tregua de ETA, es un "profundo error" que "carece de justificación" y del que "tendrán que arrepentirse".

No obstante, para cuando se den esas condiciones, Cascos adelanta que, si el PP obtiene la victoria el 12-M, tendrá las puertas abiertas al diálogo" con el PNV.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_