La realidad revivida

El mexicano Raúl Ortega no pretende entrar en interpretaciones de carácter político sobre el movimiento revolucionario de Chiapas. Él, insiste, ha retratado y retrata la realidad cotidiana, la que ha vivido y la que ha visto a través del objetivo de su cámara fotográfica. Ahora bien, "si ves cómo viven los indígenas, encuentras razonables sus demandas", afirma, al margen de cualquier posible crítica sobre los modos de subversión que ha adoptado el movimiento zapatista.Enviado por el diario mexicano La Jornada, Raúl Ortega se marchó con lo puesto a Chiapas en 1994 para realizar un reportaje. Estalló el conflicto y se quedó allí dos años consecutivos. El periodo en que ha realizado algunas de las fotografías de mayor difusión y profundidad sobre la vida de los indígenas de la paupérrima y explotada región mexicana.

Una selección de estas imágenes, y de otras que captó en sus continuos viajes a Chiapas, en algunos de ellos acompañado por Sebastião Salgado, se van a exhibir en 15 pueblos de la Comunidad Valenciana gracias a la iniciativa del Fòrum de Debats de la Universidad de Valencia.

La primera exposición se inaugurará el viernes en la Sala Municipal de Exposiciones de Godella, y la última se organizará en la sede histórica de la institución académica del 16 al 30 de junio. Precisamente, este espacio acogió ayer la presentación del proyecto expositivo denominado Xiapas, l'indigenisme en marxa. El rector de la Universidad de Valencia, Pedro Ruiz, recordó que la insurrección de Chiapas se ha denominado la "última utopía revolucionaria del siglo XX", y señaló que la próxima apertura de la muestra Cinc segles i un dia ha aplazado la exhibición de las fotografías de Ortega en la Universidad hasta verano.

Mientras tanto se podrán ver en 15 poblaciones valencianas, cuyo número, con toda seguridad se incrementará durante la itinerancia debido al interés que ya ha suscitado, añadió Alfons Cervera, promotor del proyecto, en el que se han incorporado también fragmentos del documental Las cenizas del volcán, dirigido por Pedro Rosado, con guión del propio Cervera, quien conoció a Ortega en México. El director del Fòrum de Debats agradeció la participación de Edelmir Galdón y Francisco Giménez en el montaje de la itinerancia de la muestra de Raúl Ortega, que contiene alrededor de cincuenta fotografías.

Antes de que el fotógrafo relatara su experiencia en Chiapas, con el fondo de sus magnéticas y descriptivas imágenes proyectadas en una pantalla, el actor Joaquín Hinojosa leyó e interpretó un texto de José Saramago escrito a propósito de una exposición conjunta de Ortega y Salgado. El Premio Nobel de Literatura ha colaborado en el prestigioso suplemento La Jornada Foto, en el que trabajan estos dos fotógrafos, el escritor Eduardo Galeano y otros, como la "mejor fotógrafo mexicana, Graciela Iterbide", según Ortega.

Éste recuerda la coincidencia en el tiempo del estallido del movimiento zapatista y la firma del tratado de libre comercio entre EE UU, Canadá y México, por el cual el país latinoamericano pretendía ascender al "primer mundo", olvidándose de la "cloaca" en que viven un gran número de sus habitantes indígenas.

Sostiene el fotógrafo que el movimiento revolucionario está muy vivo, y destaca la capacidad de éste de abrirse y sembrar en otros campos, alejados del bélico, como el de la creación literaria, cinematográfica, músical o teatral.

Trabajando en el diario La Jornada, que define como "la voz de los desprotegidos y marginados", Ortega se ha encontrado en diversas ocasiones con el subcomandante Marcos, jefe del Comité Clandestino Revolucionario Indígena (CCRI). Algunos de sus retratos han dado la vuelta al mundo, aunque a veces se desconozca su autoría.

El fotógrafo considera que el dirigente del movimiento armado es una persona "muy brillante, culta e inteligente", que ha puesto "la modernidad al servicio de los indígenas", en alusión a la difusión por Internet y otros medios de sus proclamas. "Representa la imagen pública del movimiento armado", dice del subcomandante, conocido también como el sub.

Raúl Ortega insiste. Él retrata la realidad de su país. Una realidad que habla de los niños indígenas que, cuando superan los cinco años, ya son maduros, debido a la gran mortalidad previa a esa edad, por falta de medios. Una realidad tan dramática y miserable como profunda y humana es la mirada de las niñas de una de sus fotos más renombradas. Una realidad sin efectismos esteticistas.