Sin agua
JUANJO GARCÍA DEL MORAL Metidos de lleno desde hace meses en la negociación para renovar la concesión del suministro de agua en la ciudad y en el juego político-económico que tal decisión conlleva, el gobierno del PP en el Ayuntamiento y la empresa Aguas de Valencia se olvidaron el pasado jueves de lo principal: los ciudadanos, primeros destinatarios del servicio y principales afectados por el inusitado corte de agua que durante más de 24 horas dejó secos los grifos de cientos de miles de vecinos. En vez de eso, Consistorio, concesionaria y la tercera parte implicada, la Confederación Hidrográfica, se dedicaron a echarse la culpa unos a otros. ¿Se imaginan algo parecido en Madrid o Barcelona? Menudo escándalo se habría armado. Aquí no ha pasado nada, y nadie ha dimitido. El mismo Ayuntamiento que se llena la boca con los fastos de humo del IIIMilenio, que vende las bondades de Valencia como urbe moderna, tardó demasiadas horas en reaccionar ante un problema impropio de la tercera capital del país. ¡Menuda imagen se habrán llevado los infortunados turistas que esos dos días tuvieron la mala suerte de recalar en esta ciudad de hoteles sin agua! Las primeras declaraciones oficiales de la autoridad municipal, ya en la mañana del viernes, cuando miles de ciudadanos no habían podido asearse ni lavar los platos de la cena, estaban destinadas a templar gaitas, expresión que el diccionario define como "actuar con miramientos para evitar enfados o disgustos". ¿De quién?, cabe preguntar. Eso sí, a media tarde, a su vuelta de Zaragoza, donde sí había agua, la alcaldesa, que para estas cosas es muy lista, anunció la apertura de un expediente a la concesionaria. Habían pasado más de 24 horas. ¿Y la compañía? Para empezar, no avisó a sus abonados, para que no les diera por llenar bañeras, porque eso, dijeron, habría agravado el problema. Pero si su falta de previsión y la ausencia de información son graves, la excusa de la ola de calor raya en la tomadura de pelo. Lo cierto es que Ayuntamiento y empresa fallaron de forma estrepitosa, que durante más de un día cientos de miles de valencianos se vieron privados de un servicio esencial y obligados a ir con cubos y garrafas a las fuentes públicas para abastecerse. Como en tiempos del ¡agua va!
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