Seis artistas vascos presentan en el Guggenheim obras que buscan "lo imposible como meta"
El mito de alcanzar lo inalcanzable ha inspirado el trabajo de los seis artistas, todos ellos vascos o con su residencia fijada en Euskadi, invitados a participar en la exposición La torre herida por el rayo. Lo imposible como meta, que desde ayer se presenta en el Museo Guggenheim Bilbao. Un complejo discurso teórico del comisario de la exposición, Javier González de Durana, alrededor de la búsqueda de lo imposible es el nexo de unión de una serie de obras, que sus jóvenes autores han creado expresamente con destino a la peculiar arquitectura del museo bilbaíno.
La torre herida por el rayo.Lo imposible como meta, abierta al público hasta el 7 de mayo de 2000, es la primera exposición colectiva de artistas locales que asume el Guggenheim Bilbao. Su gestación se remonta al año 1997, cuando apenas un mes después de su inauguración el director de la Fundación Guggenheim de Nueva York, Thomas Krens, propuso a González de Durana, director de la sala Rekalde de Bilbao y profesor de Historia Contemporánea en la Universidad del País Vasco (UPV), que organizara una exposición de artistas vascos. Krens dejó a la elección del comisario la selección de los artistas. La propuesta definitiva - "la menos convencional entre las posibles", en palabras de González de Durana- consistió en reunir a seis nombres, agrupados en torno a un tema común. Los elegidos fueron Leopoldo Ferrán (Irún, 1963) y Agustina Otero (león, 1960), Francisco Ruiz de Infante (Vitoria, 1966), Mabi Revuelta (Bilbao, 1967), Javier Pérez (Bilbao, 1968) y Gabriel Díaz (Pamplona, 1968). El Guggenheim pretende programar cada dos años exposiciones de artistas vascos.
La "búsqueda de lo imposible" ha actuado como nexo de las tres obras encargadas a cada uno de los artistas seleccionados, para los singulares espacios del interior del Guggenheim. "Ha sido un diálogo entre los artistas y el comisario, que ha funcionado como una orquesta o un grupo de danza que debe seguir una partitura pero tiene libertad para improvisar y demostrar su virtuosismo", explicó González de Durana. El recorrido por la exposición permite descubrir desde propuestas de vídeo, instalaciones creadas con etéreas piezas de vidrio, composiciones de cristal y hierro, o inquietantes mezclas de mohair, telas, pieles y plumas de avestruz en una sola obra que se acoda sobre la pared curva de la sala.
González de Durana defendió la idoneidad del principio de búsqueda de lo imposible en el actual momento histórico, en el que "la utopía parece haber desaparecido".
A la pérdida de los ideales colectivos, González de Durana sumó las corrientes dominantes en el panorama artístico, "orientado hacia un formalismo exacerbado, el diseño amable, la mirada solicita, el entretenimiento tecnológico o la repetición de fórmulas de éxito". Con las obras incluidas en La torre herida por el rayo, en cambio, los artistas intentan "retomar los temas trágicos que han estado presentes en el arte desde sus orígenes y enfrentarse a ellos cara a cara desde una perspectiva actual", afirmó el comisario.
Origen geográfico
González de Durana afirma que el origen geográfico de los artistas reunidos en la muestra es irrelevante, hasta el extremo de que en el catálogo no se menciona ni una sola vez esta condición. "Lo que es importante es la difusión, la relevancia que alcanza su obra", subrayó.
Los artistas participantes en la exposición aceptan las premisas teóricas del comisario de la exposición. Francisco Ruiz de Infante constituye la excepción. En la presentación de la exposición el artista quiso puntualizar que para él no es irrelevante su lugar de procedencia. A la vista de los acontecimientos del panorama internacional, Ruiz de Infante trastocó el título de la exposición con un frase enigmática: "lo dificil es una meta, no lo imposible".
