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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Justicia para Calvino

Fernando Savater

Acepto agradecido y contrito el rapapolvo que me propina José Luis Villacañas (EL PAÍS, 27-1- 2000) a costa de mi desacato a Calvino, atrevido como la ignorancia misma. Ya antes de conocer su artículo, varias cartas de lectores y algún comentario amigo me habían convencido de haberme expresado con excesiva ligereza sobre el tema. Lo que intenté decir -y sin duda dije mal- en mi artículo Poco y demasiado (EL PAÍS, 14-1-2000)- era que cierta lectura de la ética protestante había paulatinamente propiciado el ascenso de la mentalidad acumulativa como reemplazo de la vía renunciativa a la salvación, con los resultados grotescos que hoy estamos viendo y que sin duda poco tienen que ver con los deseos de los piadosos iniciadores de esta doctrina. No subrayé, quizá por creer que ahora están sobradamente publicitados, los aspectos positivos de iniciativa e independencia personal característicos del ethos capitalista surgido a partir de Calvino, Franklin y compañía. Ni tampoco sus vínculos indudables con las instituciones democráticas que mejor nos sirven. En una palabra, caricaturicé con poca fortuna.Reconozco también mi escasa simpatía por el austero Calvino, flagelador de los excesos de la jovial Ginebra renacentista, exculpador institucional de la usura (como justifica en su carta a Claude de Sachin en 1545), propugnador de la estremecedora doctrina de la predestinación y fiscal teológico de Miguel Servet... pero desde luego en nada culpable de los excesos de Villalonga o Soros. Aprovechando que otro de los lectores, pastor presbiteriano, tras señalarme su desagrado por mi artículo, ha tenido la bondad de enviarme los dos gruesos volúmenes de la Institución de la religión cristiana que tradujo Cipriano de Valera, prometo leerlos como penitencia. Y no es que pretenda justificarme, pues demasiada poca fe tengo para ello.- .

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