Djana: "Nunca supe que el Atlético pagó por mí 350 millones"
Bernardo Matías Djana llegó a España procedente de Angola en calidad de refugiado político, en septiembre de 1996. Quería jugar al fútbol como profesional pero no tenía ficha federativa. Tenía 16 años y se dirigió al Atlético, a probarse en las divisiones inferiores. Allí supo que por medio de una empresa holandesa podría cumplir su sueño: "A través del Atlético, por referencias, o porque me lo recomendaron algunos colegas que sabían de esto, me puse en contacto con una empresa holandesa. Yo quería jugar y me dijeron que esa era la única manera de tener mi ficha. Me cité con unos agentes, que dijeron que eran representantes españoles de esa empresa. Me ofrecieron firmar un contrato por el cual yo cedía unos derechos que en ese momento ni sabía lo que eran y, a cambio me ofrecían la posibilidad de jugar en el Atlético. Puse mi firma. No tenía ni idea lo que eran los derechos de imagen. Y hasta el día de hoy no sé cómo se llama esa empresa". Djana es uno de los cuatro futbolistas cuya adquisición se hizo de forma irregular, según el auto que elaboró el fiscal Castresana, que investiga el caso Atlético. El documento asegura que Gil pagó por él 350 millones de pesetas.Djana, que juega en el Rayo Majadahonda, un filial del Atlético en regional, asegura que no sabía que el Atlético lo había comprado a la firma holandesa por 350 millones: "Hasta que me llamaron a declarar ante el juez no supe que el Atlético había pagado por mí. Llevo al Atlético en mi corazón porque me ha hecho un contrato por el que cobro 130.000 pesetas al mes. Incluye techo y comida en el colegio mayor en el que vivo, y el transporte... pero no sabía que mis derechos eran del club".
"Estoy harto"
El angoleño aterrizó en Madrid, en la Congregación de Padres Mercedarios, que se ocupó de su educación y de tramitar su nacionalidad y su documentación (llegó sin DNI). Había salido de Kwaza, la ciudad a la que emigró con sus padres, antes de que su madre muriera de un derrame cerebral, en plena guerra civil. Ahora roza la saturación, implicado en un proceso judicial: "Estoy harto. Declarar ante un juez es horroroso. No sólo el juez te hace preguntas sino que hay otros cinco, que se sientan detrás y te preguntan por tu vida, siempre intentando sacar el máximo beneficio a su favor. Esto me ha hecho daño moralmente... pero todo pasa. Yo soy un privilegiado. Mañana seré más fuerte como hombre y más futbolista. Cada vez que un aficionado del equipo contrario se cachondee de mí, voy a crecerme para demostrarle lo que valgo. Como hoy, cuando en medio del partido me gritaron: '¡por ése pagaron 350 millones!".
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