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FÚTBOL Problemas con los menores

Los 'meninos' del fútbol

Bélgica, una de las mecas europeas de los traficantes de jóvenes talentos futbolísticos, intenta acabar con esa práctica. Aunque la situación está mejorando desde que el Gobierno belga ha empezado a tomar medidas, las organizaciones belgas dedicadas a la lucha contra el racismo y la trata de seres humanos cuantifican en más de 145 los casos abiertos en ese país y piden un mayor control en la entrega de visados de turista.Son sobre todo jóvenes brasileños y africanos llegados a Europa con la promesa de que se convertirán en estrellas del fútbol. Jóvenes que despiertan de ese sueño cuando el tiempo demuestra que no son prodigios. Entonces, clubes e intermediarios se olvidan de ellos. Algunos pueden volver a su país, pero muchos acaban abandonados. Son los meninos de la calle del fútbol europeo.

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Las organizaciones belgas dedicadas a la lucha contra el racismo han obtenido un primer triunfo. El pasado 1 de julio entró en vigor la reforma del reglamento relativo a la ocupación de trabajadores extranjeros en el que se especifica claramente que para que un jugador de un tercer país pueda afiliarse a un equipo belga y obtener un permiso temporal de trabajo debe ser mayor de edad (18 años) y obtener una remuneración mínima de 92.000 francos mensuales (368.000 pesetas).

En la Federación belga de fútbol se reconoce que en el pasado existieron casos de menores suramericanos y africanos que llegaron a clubes de primera y de segunda división en condiciones de dudosa legalidad. "La ley ahora no lo permite", afirma Jean van Onsen, supervisor de los contratos de jugadores extranjeros en la federación. "Gracias a esta medida debería ser más difícil para los representantes y los clubes hacer venir a Bélgica menores de forma ilegal porque la legislación impone obligaciones más severas", valora Cecil Leclercq, del Centro para la Igualdad de Oportunidades y la Lucha Contra el Racismo, con sede en Bruselas.

Pero las organizaciones pro-derechos humanos belgas dudan de que esta ley vaya a resolver por completo un problema de tan gran dimensión. "Hay que conseguir que los equipos se muestren más selectivos en el reclutamiento de los jugadores extranjeros con talento" y piden a la unión belga de clubes que modifique su reglamento "para mejorar los medios de prevención de abusos". El último informe anual del Centro denuncia el comportamiento "abusivo" y "sin escrúpulos" de representantes y de los clubes de fútbol. "Estas personas hacen venir a jóvenes promesas desde África, América del Sur y Europa del Este para presentarlos en los diferentes equipos. Les hacen pruebas y si no consiguen un contrato, los jóvenes permanecen en la clandestinidad en el momento en el que expira su visado de turista con el que entraron en Bélgica".

En total se contabilizan 145 los jóvenes que se encuentran abandonados a su suerte por toda Bélgica, según dos organizaciones que no han querido revelar su nombre por miedo a presiones y amenazas de los clubes belgas. La comisión de Deportes y Cultura del Parlamento flamenco ha dedicado numerosas sesiones a esta problemática para contribuir a la prevención y el control de la situación. Además, numerosas organizaciones dedicadas a la lucha contra el racismo están ayudando a estos jóvenes a defenderse en este ambiente donde "clubes y representantes trabajan conjuntamente en un círculo vicioso movido por el dinero".

Para Betty de Clerck, voluntaria en una organización anónima que atiende en Bruselas, Amberes y Lieja a menores sin papeles, en su mayoría de origen africano, las leyes aprobadas por el Parlamento belga no son suficientes. "Todos los días tenemos casos nuevos -sólo en esta semana hemos recibido cinco- y si los gobiernos, las federaciones de fútbol y la FIFA no trabajan conjuntamente no se conseguirá solucionar el problema", denuncia.

La situación ha mejorado bastante durante este último año en Bélgica, especialmente en los grandes clubes "porque saben que se arriesgan contratando ilegalmente a menores", reconoce. En divisiones inferiores la cosa es más grave, añade el presidente de la Asociación para la Asistencia y Defensa de los Derechos del Deportista, Paul Calier, "porque los jugadores se enfrentan a problemas y no pueden acudir ante los tribunales porque no se encuentran legalmente en el país". Calier espera que con la nueva legislación en Bélgica "las federaciones entiendan el mensaje y sean conscientes con el problema".

Piden también un mayor control de los intermediarios ilegales que, escudados en licencias de la FIFA, se ganan la confianza de jóvenes promesas para traérselos a Europa y hacer negocio. Betty de Clerk explica que "es fácil ver llegar" a partidos amistosos en ligas regionales "coches llenos de jóvenes que son ofrecidos a los técnicos por 30.000 francos", unas 120.000 pesetas.

Todo empezó en 1993, con la fiebre de los clubes belgas por tener un africano en sus equipos. "Los jóvenes llegan a Bélgica invitados por los clubes y los representantes con visado de turista. Les hacen pruebas y cuando no los quieren, los dejan en la calle porque no tienen medios para regresar a sus países de origen. La mayoría van a la liga provincial para jugar ilegalmente", explica Betty. "También se da el caso de menores que entran en grandes equipos con contrato y legalizados, pero como no conocen la ley firman cualquier cosa en una lengua que no es la suya para conseguir papeles. Cuando tiene que pagar los impuestos se puede uno imaginar los problemas".

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