Calderes al Puig
Las almas moraban en las calderas. En los infantiles y populares infiernos -así en relatos como en retablos- las asaban en grandes vasijas de cobre del señor Pedro Botero; en el Purgatorio asoman los espíritus por los bordes de estos vasos, donde se cocían, pero a fuego lento. No es de extrañar que, desde antiguo, se intentara contactar con los antepasados metiendo la cabeza en una caldera, auténtica parabólica de ánimas. En los cielos estos maravillosos artilugios serían como lo de las rondalles: llenos a rebosar de comida exquisita, por más que se saque, más manjar genera. En Núria las mujeres deseosas de engendrar un hijo meten la cabeza en una sagrada caldera, tan mágica como la de santa Marta o la que no abandonaban los puros druidas. Acompañaron a brujas y alquimistas en sus búsquedas y experimentos. Son los griales engendradores de vida y de vivires. Es la primitiva creencia de que el seno de la gran madre tierra, su concavidad uterina, es una enorme caldera de donde salen, al nacer, los seres, que retornan, al morir. A mediodía de hoy, en el Puig, brotará un gesto de sincretismo religioso, se bendecirán las calderes, tras la misa solemne de sant Pere Nolasc. Do estaba el Nolasc -de parentela cátara occitana- le descendió la Virgen y tuvo que fundar la Orden de la Mercé, con el jurista Raimon de Penyafort y el monárquico Jaume I, proyección de un pueblo práctico de viajantes creyentes y de misericordiosos mercaderes, modus juste negotiandi in gratiam mercatorum. Este Sant Pere no sólo ayudó a la conquista del Regne, antes ya había hecho cinco excursiones, cuando venir aquí era bajarse al moro de verdad, liberando unos 300 esclavos. Las calderes del Puig, rito para-eucarístico del periodo carnavalesco, en recuerdo de la abundante comida comunal de la Edad de Oro de Saturno reconstruyen lazos de hermandad, celebrada también hoy, aniversario del asesinato del mahatma san Mohandas K. Gandhi, como día de la Paz y la No-Violencia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.