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Reportaje:

El teatro como prevención

Para cruzar una calle es siempre preciso, si uno le tiene apego a su integridad física, asegurarse de que la calzada está libre de vehículos. Pero, sobre todo, es necesario respetar los semáforos. Si está verde, el peatón puede cruzar. Si la luz es roja el que se desplaza a pie debe esperar a que el aparatito cambie de color para alcanzar la acera contraria. Parece una lección de Barrio Sésamo, pero esta norma tan básica y sencilla -hasta el punto de que parece ridículo explicarla- se ignora tantas veces que no está de más recordarla.Sin embargo, enseñar educación vial puede ser una ardua e incluso estéril tarea si la cosa se hace utilizando tácticas machaconas y alarmistas. Eso lo sabían muy bien los miembros de la Policía Local de Almería y probablemente fue así como surgió la idea de mezclar la educación con las candilejas. Emilio, Rafael y Mercedes son tres policías locales que ejercen en Almería su función como cualquier otro agente. Nada parece diferenciarles del resto de sus compañeros... hasta que se esconden tras un escenario de guiñol y prestan sus voces y manos a unos graciosos muñecotes empeñados en inculcar a los más pequeños la importancia que tiene respetar las señales viales.

Este año la historia es la de Alicia, una niña traviesa para la que no existe la palabra precaución. Con semáforos en rojo o verde, con coches circulando por la calzada o no, Alicia siempre está dispuesta a cruzar. Pero precisamente para enseñarle la importancia que tiene respetar las señales estaban ayer todos los presentes en el centro ocupacional Juan Goytisolo, dependiente de la asociación de minusválidos de Almería Verdiblanca.

Eran casi una treintena. Todos de edades diferentes. Todos con minusvalías distintas. Y todos dispuestos a participar de modo activo en una propuesta en la que la Policía Local de Almería fue pionera cuando, hace ya tres años, se les ocurrió usar el guiñol como recurso pedagógico para llegar a los más jóvenes. Entonces, la obra tenía por título Matías, peligro en la vía. En años anteriores, los títulos y los guiones del guiñol, casi siempre elaborados por los tres policías metidos a actores, eran distintos. Pero el objetivo siempre fue el mismo: iniciar a los chavales en la prevención para evitar accidentes.

"Nosotros no podemos saber ahora mismo cuántos accidentes se evitan con esta campaña de prevención. Pero sí sabemos que hay padres que nos preguntan qué le hemos contado a sus hijos que no les permiten que comentan la más mínima infracción", explica Emilio, uno de los tres policías locales encargados del guiñol.

Rafael, otro de los agentes-actores, es el responsable de la escenografía. Mercedes y Emilio, ponen su voz, sus manos y su empeño en prevenir. Y mientras, espectadores como Celia aplauden a rabiar las salidas ingeniosas de los guiñoles, a la par que, con el resto de sus compañeros de centro, se desgañita para advertir a Alicia -la traviesa protagonista de la historia- que nunca debe cruzar un semáforo cuando la luz sea roja.

Ayer fueron los chavales del centro Juan Goytisolo los espectadores de un guiñol pensado para inculcar una educación de la que no todos damos ejemplo. Pero mañana serán los alumnos de cualquier centro escolar almeriense que haya decidido sumarse a la atractiva propuesta.

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Para Emilio, Rafael y Mercedes, que llevan tres años dando vida a sus guiñoles, es suficiente saber que su función como policías también se ve recompensada detrás de un modesto escenario.

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