Dura condena del Papa en la plaza de San Pedro

El Papa puso ayer todo el peso de su autoridad moral como cabeza de la comunidad católica en su durísima condena del atentado perpetrado el pasado viernes por ETA. En castellano, ante los miles de personas concentradas a la hora del Ángelus en el Vaticano, Juan Pablo II condenó el atentado como "acto execrable que pone en serio peligro los esfuerzos de cuantos buscan soluciones de convivencia justas y pacíficas".Pese a la frágil salud del Pontífice, su voz sonó ayer particularmente enérgica al dirigirse a los "peregrinos de habla española" presentes en la Plaza de San Pedro. "Quiero expresar mi profundo dolor", dijo, "por la noticia del reciente atentado terrorista cometido el pasado viernes en la capital española, que ha causado la muerte de un servidor del Estado y ha cerrado violentamente 15 meses en los que se habían suscitado esperanzas de paz". El Papa deploró "enérgicamente" ese atentado, y añadió: "Ruego al Señor por la conversión de quienes utilizan o creen en el terror como medio para imponer las propias ideas, y pido por la armonía entre todos los ciudadanos del querido pueblo español".

En Madrid, el arzobispo Antonio María Rouco pidió en su carta dominical "el abandono definitivo del terrorismo" como "primera e irrenunciable premisa moral para poder abordar el tratamiento y solución de todo problema político".