Ferrero y Clavet también dicen adiós

Definitivamente, Arantxa Sánchez y Conchita Martínez se quedaron solas en el Open de Australia. De los 21 españoles que iniciaron el torneo, ellas dos son las únicas que permanecen vivas (debían jugar esta madrugrada frente a Barbara Schett y Kristina Brandi, respecivamente), tras la eliminación de Juan Carlos Ferrero y Pato Clavet. Los dos últimos españoles del cuadro masculino dejaron pendiente la resolución de sus partidos el sábado por culpa de la lluvia y los concluyeron ayer. Ambos perdieron en la tercera ronda. Ferrero fue derrotado por el marroquí Younes El Aynaoui, de 28 años, por 7-6 (7-3), 4-6, 4-6, 7-6 (7-5), 6-4. Clavet se vio desbordado por el surafricano Wayne Ferreira, de 28, por 6-3, 6-4, 3-6, 6-3."Me voy contento por lo que he hecho en este torneo", señaló Ferrero que, a sus 19 años, se configura como uno de los jugadores que van a marcar el inicio del milenio. "Pero con la sensación de que jugando sólo un poco mejor habría podido ganar en cuatro mangas". El partido ante El Aynaoui se aplazó con 2-2 en la quinta manga. En la reanudación, Ferrero perdió el saque en el séptimo juego y el marroquí no le dio la más mínima opción: ganó sus dos últimos servicios en blanco. Por primera vez en la historia, dos marroquíes, él y Arazi, se clasificaron conjuntamente para octavos de final de un Grand Slam. El Aynaoui, que sólo ha ganado un torneo del circuito, en Amsterdam el año pasado, cometió 81 errores no forzados, pero sólo 11 en la manga decisiva. Ferrero se quedó en 40, pero también conectó muchos menos golpes ganadores (43 por 61 del marroquí). "Mi objetivo para esta temporada es acabar jugando bien en pistas rápidas y colocarme entre los 20 mejores", agregó Ferrero, que acabó el año en el puesto 43º.

La situación de Clavet, 31 años, era bastante más complicada (comenzó con dos sets a uno abajo) y tampoco pudo resolverla. Ferreira, habitual en los top-ten entre 1994 y 1996, ha ganado 13 títulos en su carrera y todos ellos en superficies rápidas. El surafricano mantuvo un gran nivel de saque (15 aces) y cuando se lo arrebató al español, en el segundo juego de la cuarta manga, quedó ya bastante claro que el partido estaba decidido. "Era un rival muy difícil, y demostró los motivos por los que estuvo entre los diez primeros del mundo hace algunos años", reconoció Clavet.