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El reparto de cargos entre los comunistas y Putin paraliza la Duma

El pacto antinatura -por el que los comunistas y el partido del Kremlin (Unidad) se repartieron el martes el control de la Duma- ha conducido al boicoteo de tres grupos de centro y derecha, y amenaza el funcionamiento de la Cámara baja rusa.

También podría tener consecuencias inesperadas en la carrera presidencial. Los líderes de las fracciones de Patria-Toda Rusia (PTR), Yábloko y la Unión de Fuerzas de Derecha (UFD) boicotearon ayer, junto al grupo Regiones de Rusia, la reunión del Consejo de la Duma, y han creado un consejo de coordinación para unir esfuerzos contra la mayoría.Según el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, el golpe de mano de Unidad y los comunistas revela un peligro de "dictadura bolchevique". El exprimer ministro Yevgueni Primakov evoca el pacto de Múnich que permitió a Hitler tragarse los Sudetes. Para el liberal Grigori Yavlinski, se ha marginado a la voz de decenas de millones de votantes. El derechista Serguéi Kiriyenko, hasta ahora entusiasta defensor de la candidatura presidencial de Vladímir Putin, cree que la gran cuestión es ver si éste se desmarca o no de lo ocurrido. No lo está haciendo. Ayer felicitó al comunista Guennadi Selezniov, principal beneficiario del pacto, gracias al cual fue reelegido presidente de la Cámara.

Primakov, ¿candidato?

Ayer, el reparto, que dio el control de nueve comités al partido comunista (ganador de las elecciones del 19 de diciembre) y siete a Unidad (que le pisó los talones), continuó con la adjudicación a Liubov Sliska (de Unidad) de la primera vicepresidencia de la Duma. Los comunistas lograban una vicepresidencia ordinaria, y las tres restantes fueron a parar a dos grupos aliados (Agro-Industrial y Diputados del Pueblo) y al ultranacionalista Vladímir Zhirinovski. Yábloko, Regiones de Rusia, la UFD y PTR se negaron a aceptar las migajas de la mesa del poder. A sus denuncias de "conspiración", Selezniov, comunista moderado, replicó con la de "sabotaje".

Los analistas se preguntan por las repercusiones en las presidenciales del 26 de marzo. La inmediata podría ser que Primakov, que parecía decidido a tirar la toalla, podría reconsiderar su postura y ser candidato.

Es difícil saber si el escándalo influirá en la popularidad de Putin, sobre todo porque ésta depende del curso de la guerra de Chechenia. Ayer, Malik Saiduláyev, jefe de una especie de gobierno paralelo prorruso, aseguró que varios comandantes chechenos llevan días negociando en Moscú una salida al conflicto. También confirmó que el señor de la guerra Shámil Basáyev resultó levemente herido en una pierna tras una disputa a tiro limpio con el ministro checheno de Defensa, Mohamed Jambíyev. Entretanto, las fuerzas rusas continuaban su progresión hacia el centro de Grozni apoyadas por un diluvio de bombas artillería y aviación. Cerca de 2.000 boievikí oponían una feroz resistencia.

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