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Tribuna
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Vuelta a las andadas

La Constitución de 1978 ha iniciado el quinto ciclo de nuestra historia constitucional contemporánea. Y lo ha hecho rompiendo radicalmente con la tradición constitucional española anterior.Los cuatro ciclos anteriores habían tenido una estructura similar. Todos empezaban con un impulso de cambio liberal, progresista, de izquierda, que tenía una duración muy breve, y continuaban con una reacción conservadora de duración larga. Así ocurrió en el ciclo que se inicia con la Constitución de Cádiz de 1812, anulada por Fernando VII en 1814. Así ocurrió con la Constitución progresista de 1837, revisada en clave conservadora por la de 1845. Así ocurrió con la Constitución de 1869 resultante de la gloriosa de 1868, sustituida por la Constitución canovista de 1876. Y así ocurrió con la Constitución de 1931, destruida por la Guerra Civil y sustituida por las Leyes Fundamentales del régimen del general Franco. Todas las Constituciones españoles anteriores a la de 1978 resultantes de un proceso constituyente genuino no han tenido apenas vigencia. Su duración ha sido insignificante.

La historia constitucional de España ha sido, por tanto, una historia reaccionaria en el sentido literal del término. Ha sido la historia de una reacción conservadora de la derecha española, que de manera más o menos brutal ha intentado, y en buena medida conseguido, monopolizar no sólo la dirección, sino la definición política del país. La derecha española no ha tolerado que hubiera otra visión política de España que no fuera la suya. Ésta ha sido la esencia del nacionalismo español, que, justamente por eso, por ser un nacionalismo exclusivamente de derechas, ha sido un nacionalismo brutal y débil. Solamente podía imponerse por la fuerza, porque su capacidad de convencer y de integrar era escasísima.

Con esto es con lo que teníamos que romper en 1975 a la muerte del general Franco. Teníamos que acabar con la repetición de ese ciclo infernal de nuestra historia anterior, que había conducido a que ninguna Constitución fuera aceptada por el conjunto de la sociedad española, sino únicamente por una parte de la misma. La Constitución no podía ser de nadie, para que pudiera ser de todos.

Y eso es lo que real y efectivamente se consiguió en la transición: hacer una Constitución española, en la que pudiera reconocerse la inmensa mayoría de la población. Así se procuró que fuera en el proceso constituyente propiamente dicho, y ahí están las actas de los debates parlamentarios como prueba, y así se ha procurado que fuera a lo largo de los algo más de veintiún años desde su entrada en vigor del 29 de diciembre de 1979. En ningún momento a lo largo de estos años la Constitución ha sido un elemento de división entre los españoles. Todo lo contrario. La función integradora que en la teoría constitucional se le asigna como uno de sus primeros cometidos a un texto constitucional lo había conseguido la Constitución de 1978.

¿Es con esto con lo que se quiere acabar con la segunda transición? ¿Estamos asistiendo a un nuevo intento de la derecha española de definir políticamente España de manera exclusiva y excluyente? Creo recordar que fue Juan Luis Cebrián quien, cuando José María Aznar puso en circulación el término "segunda transición", comentó que le sonaba más que a renovación del espíritu que había presidido la transición, a una "vuelta a las andadas" de la derecha española. Y desde luego, todo lo ocurrido desde la investidura de José María Aznar como presidente del Gobierno apunta en esa dirección. Y desde que se ha abierto de facto la campaña electoral, todavía más. La combinación de ceder a los partidos nacionalistas antes de la investidura y antes de cada aprobación de los Presupuestos Generales de cada año lo que hiciera falta con tal de mantenerse en el poder, con el ataque brutal a dichos nacionalismos desde que estamos en campaña electoral, apropiándose de la Constitución como arma arrojadiza contra todos, es lo más contrario al espíritu con que se aprobó y ha estado vigente la Constitución de 1978.

¿Piensa el PP que con la vuelta a las andadas de lo que ha sido la posición constitucional de la derecha española de siempre puede ganar unas elecciones?

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