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"Em trobe malament, crec que m"estic morint"

Ferran Bono

"Em trobe malament. Tinc ganes de plorar. Crec que m"estic morint". Fueron las últimas palabras de Enric Valor. Murió ayer en Valencia. Tenía 88 años. Rodeado de su familia, en la casa de su hijo, la muerte le sobrevino a mediodía. Deja tras de sí la indeleble estela de su entrañable personalidad y de toda una vida dedicada a recuperar la lengua y la cultura valenciana. Una pasión que compartió con el grupo formado por Joan Fuster, Manuel Sanchis Guarner y Vicent Andrés Estellés, del que Valor fue el último representante. A las cinco de la tarde será enterrado hoy en el cementerio de Valencia. A partir de las 10 de la mañana se abre al público la capilla ardiente instalada en la sede histórica de la Universidad de Valencia con el cuerpo del gran narrador de Castalla que, con su humildad habitual, comentó el pasado mes de diciembre que toda su labor literaria y lingüística, la defensa y divulgación de la lengua, no fue más que producto de las circunstancias, de la sociedad que le tocó vivir, del nefasto legado franquista.

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En una tierra fértil en poetas, Enric Valor fue el narrador que buscaban las letras valencianas en el difícil proceso de recuperación de una lengua y una cultura minorizadas. Sólo la redacción de las Rondalles valencianes le convirtió en un autor indiscutible, pero su ambición abarcó mucho más, creando un territorio mítico en sus novelas del cicle de Cassana, que inauguró con Sense la terra promesa, en las que refleja la vida de una pequeña localidad del interior valenciano en el primer tercio de siglo. Un compromiso que plasmó en su literatura y en su obra lingüística, y también en todas las iniciativas cívicas que alentó y en las que participó. Su ideología nacionalista y progresista, su reivindicación del valenciano al tiempo que defendía la unidad lingüística del catalán, le granjeó la hostilidad de los sectores más reaccionarios de la sociedad valenciana.

Escritor querido

Premi de les Lletres Valencianes de 1985, Creu de Sant Jordi de la Generalitat catalana, doctor honoris causa por las universidades de Valencia, Politécnica, Castellón, Alicante y Baleares y propuesto por múltiples ayuntamientos y entidades como candidato al Premio Nobel de Literatura, Enric Valor fue sometido a un ninguneo institucional por parte del gobierno de la Generalitat del PP.

Pero fue un escritor muy querido, como prueban las múltiples muestras de dolor por su fallecimiento. Además de su obra, contribuyó a ello, sin duda, su carácter bondadoso, entrañable y afable, su gran sentido del humor y sus grandes dotes para la conversación, siempre salpicadas de interesantes comentarios sobre cuestiones y tradiciones populares, siendo la lexicografía una de sus pasiones. Y todo ello haciendo gala de una modestia y humildad, sin atisbo de impostura, que ocultaba su gran erudición.

A las cuatro de la tarde se celebrará una breve ceremonia en el paraninfo de la Universidad de Valencia en la que intervendrán el rector Pedro Ruiz y Antoni Mestre. Tras recorrer el claustro de la sede histórica de la Universidad de Valencia, como último homenaje del mundo académico, el cortejo fúnebre se encaminará desde la plaza del Ayuntamiento hacia el cementerio general de Valencia, donde Enric Valor será enterrado, a las cinco de la tarde.

Fue, justamente, en el ámbito univesitario donde el autor de L"ambició d"Aleix, Temps de batuda, La Flexió verbal y Gramàtica del valencià, hizo su última aparición pública, el 22 de diciembre, al ser investido doctor honoris causa por la Universidad Politécnica de Valencia. Su delicado estado de salud no le impidió asistir al acto, que se convirtió en un emotivo homenaje.

Nacido en 1911 en el seno de una familia acomodada de Castalla (L"Alcoià), Enric Valor entró pronto en contacto con la literatura a través de las narraciones en valenciano de su madre de libros como Los miserables. Fue su padre quien le introdujo en la lectura en catalán y a edad temprana se aficionó a la literatura, aunque su eclosión como escritor fue tardía. Trabajó en varios oficios y militó en el Partido Comunista desde 1930 a 1940. En 1933 viajó a Valencia y entró en contacto con Adolf Pizcueta y Miquel Duran. Empezó entonces a colaborar en varios medios, aunque la Guerra Civil truncó la publicación de su primera novela. El tren que la transportaba a Barcelona fue bombardeado. En los años cuarenta se integró en Lo Rat Penat junto a Carles Salvador y Francesc Ferrer Pastor, entre otros, y participa en tertulias con Joan Fuster y Sanchis Guarner. A partir de entonces simultaneó su carrera literaria con sus obras didácticas y lingüísticas. Con la transición, publicó el grueso de sus obras. Su última novela editada es Un fonamentalista del Vinalopó, de 1996, año en que presidió el Bloc de Progrès.

La noticia de su fallecimiento cayó por sorpresa en su pueblo natal. El alcalde de Castalla, Juan Rico, que promovió en septiembre de 1997 la retirada del nombre de Enric Valor del Instituto de Enseñanza Secundaria de la localidad, reconoció, en esta ocasión, "toda la labor que hizo por la cultura", y con prudencia anunció la convocatoria de un pleno sobre el escritor fallecido, informa Lucía Gadea.

El Ayuntamiento de Valencia, por su parte, ha dispuesto en la puerta principal un libro de firmas para los ciudadanos y la alcaldesa, Rita Barberá, ha enviado un telegrama de condolencia a la familia.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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