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La renuncia de Pimentel y Gómez desata especulaciones en el seno del PP

Javier Casqueiro

Extrañeza, sorpresa y múltiples interpretaciones. Esa fue la reacción ayer en el PP al conocerse las renuncias del ministro de Trabajo, Manuel Pimentel, y la secretaria general de Asuntos Sociales, Amalia Gómez, que abandonarán la primera línea política tras las próximas elecciones generales. Impactó más el abandono de Pimentel, a pesar de que ahora se quiera dar categoría de aviso a algunos comentarios en privado del ministro en los que desde hace semanas e incluso meses reiteraba que había cubierto su etapa en política.En cualquier caso, la novedad e histórica proximidad de ambos al secretario general del PP, Javier Arenas, desató ayer un aluvión de comentarios y especulaciones sobre sus verdaderas razones y también sobre el futuro del propio Arenas. Oficialmente, en el PP se insistió en explicar ambas retiradas desde la "valentía, inusual en política, de dos decisiones estrictamente personales". Oficiosamente, cada dirigente consultado ofrecía una hipótesis diferente: desde presiones familiares y empresariales hasta un supuesto distanciamiento con Arenas y el Gobierno.

El Comité Electoral Nacional del PP se reunirá mañana en Madrid, después de que lo hagan hoy sus distintos órganos territoriales, para dar el visto bueno al listado de números uno en cada circunscripción. El titular de Trabajo, Manuel Pimentel, de 38 años, casado y con una hija, no figurará en el primer puesto por Córdoba, lugar de su residencia familiar.

De hecho, y aunque ahora numerosos dirigentes del PP aseguran que Pimentel ya les había trasladado sus intenciones hace tiempo, el propio Arenas había convocado para la tarde del pasado lunes, cuando se confirmó el abandono, al ministro de Trabajo para conocer su decisión final. Sabía de sus deseos de retornar a la actividad empresarial -fundó hace años un grupo de empresas de ingeniería medioambiental que el PSOE tiene en su punto de mira y que ahora gestionan algunos de sus 10 hermanos- pero creyó que sus dudas se decantarían por continuar su carrera política. Pimentel tenía tan clara su falta de "vocación política", como dijo ayer, que Arenas no intentó convencerle ni le ofreció nada a cambio. La cita duró poco. La noticia ya había saltado y Pimentel no quería rectificarla.

Ayer tanto él como Amalia Gómez se esforzaron por intentar convencer a todo el mundo de que su retirada de la política (ella seguirá como presidenta del PP de Sevilla) no obedece a ninguna crisis con su partido ni tampoco a los obstáculos que la mayoría del Gobierno puso a la ley de Extranjería que ambos respaldaron y que finalmente fue aprobada en el Congreso con un importante revés para el PP. Uno y otra destacaron su empeño por conciliar más a partir de ahora su vida familiar.

El talante dialogante de Pimentel fue valorado ayer, además de por muchos responsables del PP, por dirigentes de UGT, CCOO, la patronal CEOE, distintas ONG, y hasta IU y PSOE.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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