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NUEVO RUMBO EN MOSCÚ

El Kremlin se impone a los militares

Putin retoma el control de la guerra chechena ante el coste electoral de sufrir grandes bajas

El presidente interino ruso, Vladímir Putin, con la inesperada decisión de suspender el asalto a Grozni, ha parado en seco a los militares y ha demostrado que el poder en Rusia, que últimamente parecía estarse yendo a manos de los uniformados, permanece firme en las de los políticos. La decisión del viernes, en opinión casi unánime de los analistas, fue una decisión política, dictada principalmente por razones electorales: quedan sólo dos meses y medio para las presidenciales, en las que Putin pretende ganar en la primera vuelta.La guerra en Chechenia militarizó sobremanera la sociedad rusa, y parecía que los generales iban a ir cobrando cada vez más poder. En cierto momento se dijo incluso que el jefe del Estado Mayor, general Anatoli Kavshnín, se había negado a obedecer al entonces presidente Borís Yeltsin y que éste tuvo que someterse a la opinión de los generales y seguir, contra su opinión, la operación antiseparatista en la república rebelde.

La dimisión de Yeltsin ha hecho cambiar el panorama político ruso, y ha puesto a la cabeza del país a un hombre al que los militares no sólo respetan, sino que quieren ver como presidente titular del país porque están convencidos que defenderá sus intereses una vez que se haya afianzado en el Kremlin. De ahí que estén dispuestos a frenar, sin protestar, la campaña en Chechenia, porque saben que sólo se trata de una medida temporal, dictada por motivos tácticos.

Insistir en el ataque a Grozni hubiera significado grandes bajas, ya imposibles de ocultar, lo que indudablemente hubiera podido tener consecuencias desastrosas para la popularidad de Putin.

Putin, naturalmente, trató de minimizar la importancia que realmente ha tenido la suspensión del ataque contra Grozni y declaró que de todas formas el objetivo de "liberar" la capital rebelde será cumplido a su debido tiempo. Putin, que la noche del viernes al sábado asistió a la liturgia con motivo de la Navidad de la Iglesia Ortodoxa, principal religión en Rusia, desmintió categóricamente que el relevo de Guennadi Tróshev y Vladímir Shamánov se deba a presuntos fracasos militares en Chechenia y valoró altamente el papel desempeñado por estos populares generales en la guerra contra los separatistas.

"Ustedes saben cómo han combatido Shamánov y Tróshev. Rusia no echa a la calle a generales como ellos", manifestó Putin al asegurar que los altos oficiales, lejos de ser destituidos, habían sido ascendidos. En cuanto a la "pausa" declarada por Moscú en el asalto a Grozni, Putin dijo que, entre otros motivos, también había influido el hecho de que deseaba respetar tanto la fiesta de la Navidad ortodoxa como el fin del Ramadán musulmán.

Putin corteja a cristianos y musulmanes, a la derecha, prometiendo continuar las reformas económicas, y a la izquierda, mostrando públicamente su apoyo al comunista Guennadi Selezniov, presidente de la Duma Estatal saliente, que hoy se enfrenta en la segunda vuelta de las elecciones a gobernador en la provincia de Moscú a Borís Grómov. Este general es famoso por haber mandado las tropas soviéticas durante la retirada de Afganistán.

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La popularidad de Putin continúa creciendo (cerca del 45%) y sigue ganándose más apoyos conforme se acerca la fecha de los comicios. Sólo un serio revés en Chechenia pondría en peligro su popularidad. Pero Putin tiene aún un as en la manga para el momento necesario: comenzar a negociar con los independentistas, explicando que lo hace para salvar la vida de la población inocente y porque es eso lo que le pide la comunidad internacional.

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