El presidente israelí cesará si se prueba que aceptó ilegalmente dinero
El presidente israelí, Ezer Weizman, en medio de un escándalo por haber recibido dinero de un amigo personal sin haberlo declarado, afirmó ayer que dimitirá si se demuestra que actuó ilegalmente. La decisión sobre si incurrió o no en un delito fiscal o de corrupción al recibir casi medio millón de dólares (unos 80 millones de pesetas) del empresario israelí Eduard Sarusi, residente en Francia, depende del resultado de una investigación de la fiscal del Estado, Edna Arbel. "Dejemos que la señora Arbel concluya su investigación", espetó ayer el presidente israelí a los periodistas. "Dejemos que ella diga si fue legal o ilegal y yo sabré qué debo hacer", agregó. La denuncia, hecha por un periodista independiente, Yoav Isaac, ensombrece el prestigio del carismático general israelí, de 76 años, y la prensa local comenzaba a barajar ayer los nombres de los posibles sucesores de Weizman, entre ellos Simón Peres y el juez Meir Shemgar, ex presidente del Tribunal Supremo de Justicia.
"Estos últimos días pueden indicar el fin de la carrera de Ezer Weizman. Se trata de una gran crisis para un hombre habituado a fijarse sus propias fronteras y sus normas de conducta", afirmó en un editorial el diario independiente Yediot Ajronot. El editorialista añade que "éste es el fin triste de un hombre acostumbrado a que le perdonen por todo" debido a su simpatía y gran popularidad.
La fiscal Arbel, que no había recibido aún la documentación pertinente de parte del abogado de Weizman, Iaacov Weinroth, tendrá que juzgar los aspectos delictivos y públicos de la denuncia. Documentos relacionados con el caso han desaparecido y se cree que los empleados para su denuncia por Isaac pueden haber sido robados, en cuyo caso también él quedaría expuesto a un juicio.
