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Cesan los combates entre el Ejército libanés y los radicales suníes

Los combates que desde el pasado viernes enfrentaban al Ejército libanés con un grupo de extremistas suníes (la cofradía wahabí de Takfir u al Hijra), en el norte de Líbano, cesaron finalmente ayer. De todas formas, los militares perseguían aún a los rebeldes que intentaban darse a la fuga en dirección a la costa, donde se hallan varios campos de refugiados palestinos en los que podrían encontrar resguardo. La mayoría de los militantes de Takfir procede de las filas del Movimiento de Unificación Islámica que en 1983 ayudaron a los hombres de Yasir Arafat en su salida de Líbano."Una vez destruida la infraestructura militar de los rebeldes, no quedan objetivos militares excepto perseguir a los rebeldes que huyen", declaró un oficial.

Al menos 38 personas han resultado muertas en estas operaciones. Según el parte facilitado ayer por el Ejército, se han recuperado los cadáveres de 21 rebeldes, a los que hay que sumar 12 bajas militares y cinco muertos civiles.

Mientras tanto, Beirut, la capital libanesa, vivió ayer bajo la psicosis de los últimos brotes de violencia sectaria (a los enfrentamientos en el norte del país hay que añadir el ataque el lunes contra la Embajada rusa, también obra de un extremista suní). Una amenaza de bomba en las proximidades de una iglesia obligó a la policía a cortar varias calles del centro de la ciudad antes de llegar al convencimiento de que se trataba de una falsa alarma. Los integristas suníes han atacado iglesias cristianas en varias ocasiones.

Llamada anónima

"Hemos buscado por todas partes y no hemos encontrado nada. Esto parece parte de un intento de crear confusión en el país", manifestó el comandante Ahmad Naim después de que sus hombres forzaran varios coches aparcados frente al edificio en el que se buscaban los explosivos. La alerta se produjo después de que un interlocutor anónimo telefoneara a las oficinas del banco HSBC para alertar de la existencia de una bomba. En las inmediaciones del banco, además de la mencionada iglesia, se halla un centro de idiomas norteamericano.

Por su parte, el Gobierno ruso transmitió ayer su protesta a las autoridades libanesas por el ataque a su embajada, que dejó dos muertos (incluido el asaltante) y siete heridos. "El liderazgo ruso está muy preocupado por este acto vandálico contra la misión diplomática rusa que ha puesto en peligro las vidas de nuestra gente", aseguraba un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores. La nota de protesta, entregada al encargado de negocios libanés en Moscú, también pedía a Líbano medidas urgentes para garantizar la seguridad de los ciudadanos y organizaciones rusas en su territorio.

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Sin embargo, poco después el ministro ruso de Exteriores, Ígor Ivanov, telefoneó al primer ministro libanés, Salim Hos, para "agradecerle" las medidas adoptadas para proteger su embajada durante el ataque, según informó la oficina de Hos.

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