_
_
_
_
LA LUCHA CONTRA ETA

ETA ha perdido a siete activistas y casi 3.000 kilos de explosivos desde el final del alto el fuego

Jorge A. Rodríguez

Las fuerzas de seguridad españolas y francesas han conseguido, por el momento, que ETA no haya vuelto a matar, aunque la banda lo ha intentado desde que el 3 de diciembre dio por concluido el alto el fuego. La detención ayer mismo de tres miembros del comando Vizcaya eleva a siete el número de activistas apresados en los últimos 30 días, en los que también se ha logrado conjurar el atentado de mayor envergadura de la historia de ETA: la colocación de dos furgonetas bomba en Madrid con 1.688 kilos de explosivo. Pese a ello, Interior no duda de que ETA tratará de cumplir su amenaza.

Más información
Desarticulado el "comando Vizcaya" tras un atentado fallido con un coche bomba en Bilbao

Bien por supuestas casualidades bien fruto de hiladas investigaciones, ETA ha sufrido en los últimos meses una cadena de golpes que han mermado su capacidad operativa. Interior tenía constancia antes del fin de la tregua de que la banda había reorganizado comandos en Vizcaya, Guipúzcoa y Madrid, sospechaba que podría haber reconstituido otro grupo itinerante y que podría "tener algo" en Barcelona. Y sobre todo estaba convencido de que ETA intentaría matar más pronto que tarde.La detención el 20 de octubre en Francia de Belén González Peñalba, Carmen, aportó datos sobre las intenciones de la banda gracias a la documentación incautada el 14 de diciembre, con la tregua ya rota, en el piso que Peñalba ocupaba en Pau (Francia). El análisis de los documentos aportó pruebas de que durante el alto el fuego ETA había vigilado el Parlamento de Vitoria y tenía información sobre el presidente de la Cámara, Juan María Atutxa; del líder del PP vasco, Carlos Iturgaiz, y de los parlamentarios socialistas Carlos Aguiriano y Javier Rojo, entre otros.

Justo dos días después de la localización del piso fueron detenidos en Roquefort, también en Francia, los activistas Patxiku Guimón, de 28 años, y Aitzol Gogorza Otaegui, de 24, supuestos miembros del aparato logístico etarra. La policía francesa informó entonces de que ambos fueron avistados de forma casual a bordo de un coche robado y capturados tras una rocambolesca persecución en la que sustrajeron otros dos automóviles. Guimón pertenece a una familia estrechamente vinculada a ETA, mientras que Gogorza había sido un miembro del comando Donosti.

La acción antiterrorista más espectacular se desarrolló el pasado día 20 en el kilómetro 204 de la Nacional II, cerca de la localidad aragonesa de Calatayud. También por una supuesta casualidad, la Guardia Civil dio el alto a una furgoneta-bomba cargada con 950 kilos de explosivos que se dirigía a Madrid. Las declaraciones del conductor, José María Novoa Arróniz, sembraron la alarma al confesar que formaba parte de una caravana en la que viajaba una segunda furgoneta-bomba.

Las fuerzas de seguridad pusieron en marcha un frenético dispositivo de búsqueda, centrado sobre todo en Madrid. La segunda furgoneta fue localizada finalmente en un aparcamiento de Alhama de Aragón con 738 kilos de explosivo. El objetivo de lo que Interior calificó como caravana de la muerte era hacer estallar simultáneamente ambos cargamentos a las 7.56 de un día sin determinar en dos puntos de Madrid.

Esta operación puso en fuga a los otros dos miembros del comando Basurde, Alicia Sáenz de la Cuesta e Igor Martínez de Osaba. El centro de operaciones del grupo era la casa que ocupaba este último en Amezaga (Vizcaya), donde el día 22 fueron hallados 25 kilos de la dinamita robada por ETA en septiembre en Plevin (Francia) y numerosas armas, entre ellas la pistola utilizada por el comando Madrid para asesinar a Francisco Tomás y Valiente.

El último día de 1999, la Gendarmería recortó algo más la capacidad de matar de ETA con la localización en Pau de un garaje alquilado por Belén González en el que se almacenaban 825 kilos de clorato de sodio y 150 kilos de azufre para fabricar explosivos. Casi al mismo tiempo fue capturado en aeropuerto parisino de Orly el etarra Pedro María Leguina, Txiki o Kepatxo, de 45 años, cuando regresaba de México con documentación falsa. La policía española atribuye a este activista la participación en 14 asesinatos.

Con la operación de ayer, ETA pierde su segundo comando en menos de 20 días, aunque anoche aún estaba por conjurar la amenaza de un coche-bomba en Bilbao.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_