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El "efecto" de un año cualquiera

El cambio de año se produjo sin ningún problema en los servicios públicos del País Vasco y Navarra

Mikel Ormazabal

El efecto 2000, el tan temido y publicitado impacto del cambio de dígito en los programas de los ordenadores, pasó sin dejar rastro alguno. La ingrávida amenaza informática, que se ha llevado, visto y no visto, 50 billones de pesetas y puesto en máxima alerta a todo el planeta, ha sido tan inofensiva como decepcionante por las alarmantes expectativas con que fue sugerida. Ayer, el 1 de enero de este año, que no del próximo milenio, el mundo descansó.A falta de un escrutinio más preciso, todo funcionó con normalidad ayer en el País Vasco. Normalidad, o también calma y serenidad, han sido los vocablos recurrentes para disipar la angustia acumulada un mes tras otro. Todo se ha quedado en agua de borrajas, de no ser que alguien encuentre una conexión entre el devastador vendaval de la pasada semana y el efecto en cuestión. Nada tiene que ver tampoco con la tradicional resaca de Nochevieja, que todos los años hace efecto, y ayer igualmente, en el cuerpo de los más fieles a la parranda.

Por normalidad se entiende que los hospitales, las empresas, los transportes, los bancos, las telecomunicaciones, los servicios públicos y todo aquello relacionado con la informática en el País Vasco hayan realizado la transición al nuevo año sin problemas. Las exhaustivas revisiones practicadas y el amplio retén humano que veló por el orden general durante la entrada del 2000 esquivaron la amenaza.

Tampoco se observaron desajustes informáticos en el alumbramiento de los primeros bebés del País Vasco y Navarra. Se adelantó la niña Naiara Gutiérrez Rodrigues, nacida en el hospital Reina Sofía de Tudela cuando estaban sonando las campanadas. Casi al mismo tiempo, a las cero horas y quince segundos, vio la luz un varón llamado Iker en el hospital de Basurto de la capital vizcaína.

Estas dos criaturas se conciben entre los mejores efectos del año 2000, a falta de otros sobresaltos. Otra cosa será lo que sucederá durante los 365 próximos días antes de inaugurar centuria y milenio, si bien nadie se atreverá entonces a imputárselo al efecto 2000. Lo que sucederá a resultas de la ruptura de la tregua, por ejemplo, es ajeno a este problema pasajero.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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