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Diluvio de meteoritos

Una exposición propone un viaje imaginario al enigmático mundo de los cuerpos celestes

Una lluvia de meteoritos, asteroides y cometas ha inundado el Centro Cultural Villa de Móstoles (195.300 habitantes). Fragmentos reales procedentes de China, Namibia, Argentina, Egipto y Estados Unidos comparten la sala de exposiciones con réplicas de gran tamaño, como la de aquel meteorito de 127 kilos que cayó en Alsacia en 1492 y que el emperador Maximiliano de Austria interpretó como una señal divina para invadir la ciudad, entonces en manos de los franceses.Este apartado, entre enigmático y profético, es uno de los más sugerentes de la exposición Caídos del cielo, que la Fundación La Caixa ha estrenado en Móstoles antes de hacerla recalar en otros municipios madrileños. La muestra se marca un propósito retador: responder a preguntas como ¿fue un meteorito el causante de la desaparición de los dinosaurios? o ¿será un meteorito, un asteroide o un cometa el protagonista del fin del mundo?, y, de paso, ilustrar a los visitantes. Para conseguirlo, los organizadores invitan a los curiosos a un viaje imaginario con tres escalas.

La primera aborda el miedo eterno a estos cuerpos celestes, a base de paneles recordatorios de los tiempos en que los magos de Mesopotamia predecían el futuro observando el movimiento de las estrellas, los sacerdotes mayas y aztecas elaboraban así el calendario, y los cometas eran sinónimo de castástrofes próximas. En ese mismo tramo hay una réplica del telescopio reflector inventado por Isaac Newton en 1668, y unas referencias a Edmund Halley, aquel que diera nombre al primer cometa periódico conocido (visitaba la tierra cada 76 años). La segunda parte de la travesía está dedicada a las tecnologías que se usan para estudiar los astros.

Y el final del trayecto por la exposición exhibe los impactos y cicatrices provocados por meteoritos -"caídos del cielo"-, asteroides -"planetas que nunca fueron"- y cometas -"bolas de nieve sucia"- según la definición de los propios paneles. Una de las huellas más espectaculares fue la que dejó el meteorito que cayó en Arizona hace 50.000 años: tenía 60 metros de diámetro, pesaba 300.000 toneladas y chocó a una velocidad de 48.000 kilómetros por hora, lo que provocó una explosión "equivalente a 500 bombas de Hiroshima, y produjo un cráter de 1.200 metros de diámetro por 183 de profundidad".

Caídos del cielo, de la Fundación La Caixa. Hasta el 27 de enero, en el Centro Cultural Villa de Móstoles (plaza de la Cultura, s/n). De lunes a viernes, de 9.00 a 21.00. Sábados, de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 21.00, y domingos, de 10.00 a 14.00 (1, 2 y 6 de enero, cierra). Gratis.

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