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Pujol afirma que la globalización es un nuevo peligro para la identidad catalana

"Cataluña vive una segunda Renaixença", dijo ayer el presidente de la Generalitat en el tradicional mensaje de fin de año. Jordi Pujol dejó a un lado el cariz reivindicativo que imprimía a sus anteriores discursos y realizó una alocución en la que puso énfasis en la necesidad de preservar los valores morales de la sociedad, aunque jalonada de un tono triunfalista sobre la situación general de Cataluña. Pidió, además, una reflexión unitaria para que la creciente globalización no provoque una "pérdida de identidad".

El presidente aprovechó la "carga simbólica" que significa el final de "año, siglo y milenio" para insistir de nuevo en los peligros que puede provocar la globalización, sobre todo en la posible pérdida de identidad y personalidad de Cataluña. "Sólo los países con una fuerte identidad saldrán adelante", señaló. Pero a la vez indicó que las personas tienen que saber conjugar este simbolismo identitario con su adaptación a los nuevos tiempos.Esta reflexión le sirvió a Pujol para alertar del riesgo de que Cataluña pierda "el tono moral" y de que la "insatisfacción permanente" se apodere de los ciudadanos, una actitud común, a su entender, en este fin de milenio dominado por las "nuevas tecnologías".

En este sentido, hizo suyas unas palabras del cantante colombiano Carlos Vives para afirmar que "esta cultura de querer más y más impide disfrutar de lo que se tiene". "Es una cultura que acaba haciendo infeliz, insolidario y estéril", añadió.

El presidente catalán continuó su argumentación asegurando que la sociedad moderna también corre el peligro de "quedar tocada de egoísmo" y verse finalmente bloqueada "por su incapacidad de elevar el nivel de su espíritu cívico y comunitario". Por ello consideró "urgente" que la sociedad en su conjunto haga "una gran reflexión" para evitar "ser un país encogido".

Pese al tono reflexivo y moral de su intervención, Jordi Pujol tuvo momentos para destacar el buen momento que, a su juicio, vive Cataluña, después de haber sufrido situaciones "de extrema gravedad" que podrían haber representado su final "como nación y como sociedad sólida y bien cohesionada". Los cambios demográficos y económicos producidos en este siglo, así como las revoluciones tecnológicas y sociales podrían haber dejado a Cataluña "en una situación de extrema fragilidad" y podrían haber producido "una fractura social, una pérdida de cohesión, la ruptura de la convivencia y una descatalanización muy profunda", aunque todo ello, subrayó, se ha podido evitar.

Por esta razón, en opinión de Pujol, Cataluña vive un buen momento y se ha convertido en referente no sólo para el resto de España, sino también para algunos países de Europa y del resto del mundo. Una situación buena para la economía, la política, el bienestar y la identidad nacional de Cataluña.

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