Los militares golpistas prometen una "democracia real" en Costa de Marfil
El triunfo del golpe de Estado en Costa de Marfil, encabezado por el general Robert Gueï, es un hecho. El presidente constitucional, Henri Konan Bédié, abandonó ayer el país (se encontraba asilado en una base militar francesa) con destino a Togo. Gueï, que encabeza un comité de salvación nacional, ha prometido una "democracia real" en la que los partidos políticos "serán realmente libres", pero, a pesar de sus intenciones, evitó poner plazos o dar fechas.
Para el hombre de la calle, el golpe de Estado deja algunas dudas; la más importante es cuándo regresará a Costa de Marfil el antiguo primer ministro, Alasane Uatara. La cabeza visible del pronunciamiento que liquidó la presidencia constitucional de Bédié, en la noche del 24 de diciembre, no ha mostrado aún sus cartas.Los vínculos entre Gueï y Uatara son numerosos. Si el ex primer ministro -el único que tuvo el padre de la independencia Félix Houphouet-Boigny- regresara de Francia, donde se halla refugiado, como sugieren fuentes de su familia, la clave será saber cuál es su posición frente al golpe. Uatara era el principal rival de Bédié, con quien tuvo numerosos roces desde la muerte del primer presidente de Costa de Marfil en 1993. Bédié trataba estos días de demostrar que Uatara es de Burkina Faso y, por tanto, imposibilitado para presentarse a las elecciones del 2000.
Otra incógnita a despejar es el papel desempeñado por la antigua colonia. Francia tiene asilado al ex primer ministro y Francia ha negociado con los golpistas para garantizar la salida del país del presidente depuesto y su familia.
El general Gueï, en sus primeras declaraciones tras el golpe de Estado, promete un retorno a la democracia, pero sin fechas. "No soy un amante del poder", dijo el militar; "hemos llegado a la casa con una escoba; cuando esté limpia, los partidos tendrá un papel protagonista".
Gueï fue destituido por Bédié de su cargo de jefe del Ejército en 1995. Su asonada, la primera en la historia de este país, líder mundial en la producción de cacao, quiebra la base de poder del Partido Democrático, fundado por Houphouet-Boigny, y los baules, su grupo étnico. El golpe ha sido pilotado por gente del norte, de religión musulmana, como Uatara, y que no son baules.
Pero hay más datos que hacen pensar en una conexión. El general Lassana Palenfo, un miembro clave en la nueva junta, fue a comienzos de la década ministro de Seguridad de Uatara. El general de la Fuerza Aérea de Costa de Marfil Abdulaye Culibaly tuvo ese mismo puesto en la Administración encabezada por Uatara. Ellos fueron los dos hombres que flanquearon a Gueï en las primeras fotos el día de Navidad.
Hay pocas dudas de que la inmensa mayoría de las Fuerzas Armadas está detrás del golpe, pero permanecen oscuros aún los verdaderos motivos, aparte del amotinamiento el día 23 de algunas unidades que reclamaban el pago de sus salarios atrasados.
Existe una pregunta esencial: ¿ha arriesgado su prestigio y su carrera el general Gueï para entregarle el poder a Uatara, como al parecer pretenden otros de sus generales? El tiempo la responderá. Las relaciones personales entre ambos no son buenas. El asunto viene de 1993, tras la muerte del padre de la independencia del país, y de la lucha que se libró por su sucesión. Bédié, que era por entonces presidente del Parlamento, logró hacerse con el poder. Palenfo, movió sus tropas el 7 de diciembre de ese año para impedirlo. La ausencia de apoyos entre las Fuerzas Armadas que comandaba Gueï le obligaron a ceder y Uatara tuvo que dimitir de su puesto de primer ministro. Uatara dejó el país y aceptó un alto cargo en el FMI. En 1995 se presentó las elecciones, pero Bédié le cerró el paso al aprobar una ley que exigía a los candidatos haber nacido en el país.
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