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El nuevo espíritu del capitalismo

Joaquín Estefanía

Los coyunturalistas predicen para el año que ahora entra una situación excepcional: será un ejercicio en el que habrá crecimiento económico en prácticamente todas las zonas del planeta. No se producirá esa asimetría tradicional en la que mientras unas regiones crecen, otras están en regresión. Incluso hay algunos institutos de prospección que auguran un ciclo económico largo de crecimiento, hasta el año 2020.Tales dosis de optimismo deben ser tomadas con cautelas, pues la historia reciente nos demuestra que una crisis imprevisible (y este tipo de crisis son muy verosímiles en el escenario de la libertad absoluta de los movimientos de capitales) puede dar al traste con cualquier coyuntura bondadosa. Muchos de los analistas que ahora ven un radiante porvenir son los que en 1997 no supieron de las turbulencias financieras del sureste asiático hasta que las tuvieron delante de la nariz; y una vez producida la devaluación del baht tailandés tampoco entendieron la profundidad y la rapidez del contagio a tres cuartas partes del planeta.

La mundialización de la economía, que se ha acelerado después de la caída del muro de Berlín, tiene dos características que sobresalen por encima de las demás. La primera, la acumulación de crisis financieras cada vez más frecuentes y con más capacidad de propagación: el Sistema Monetario Europeo, en 1992; México, en diciembre de 1994; el sureste asiático, en 1997; Rusia, en el verano de 1998; y en ese mismo año y en éste, Brasil y América Latina. Todas estas regiones están dando, con más o menos potencia, signos de recuperación.

La segunda característica es que la globalización económica es, sobre todo, una globalización financiera. Se ha producido una financiarización de la economía, lo que supone un cambio cualitativo sobre el anterior espíritu del capitalismo, que ha dominado dos siglos. Lo financiero predomina sobre lo productivo, como ha demostrado en los últimos meses la explosión de las bolsas de valores; lo virtual supera en las valoraciones a lo inmaterial. "Las bolsas no valoran los inmuebles y las máquinas, sino la capacidad de una empresa para ganar dinero", ha dicho un famoso consultor internacional. El crecimiento de las empresas del planeta Internet está generando en los últimos años en EE UU entre el 35% y el 40% del crecimiento de su economía, porcentaje que va en aumento. En esta etapa económica entre dos siglos en la que estamos viviendo, se pueden encontrar también una serie de situaciones que la definen:

-Privatizaciones: se ha acabado con el sector público empresarial que se generó a partir de la posguerra. Algunas de estas privatizaciones no han servido para aumentar la competencia, pues han devenido en monopolios u oligopolios privados. En otros casos, las empresas privatizadas han sido entregadas a los amigos del poder establecido, con lo que se ha creado un sector privado gubernamental. La mayor parte de las privatizaciones han tenido enormes costes en materia de despidos.

-Transición inédita del socialismo al capitalismo en el antiguo bloque soviético. Aparición de una oligarquía que no ha necesitado hacer la acumulación originaria de capital porque se la han regalado.

-Una nueva categoría de países, los emergentes, salidos de las filas de los países en vías de desarrollo. Los nuevos países emergentes comparten en parte los beneficios de la globalización financiera (la entrada de capitales) y han iniciado una especie de convergencia con los países industrializados. Los países pobres se descuelgan cada vez más del bienestar.

-Concentración del capital: oleada de fusiones y adquisiciones como entrategia para ampliar cuota de mercado y reducir costes (fundamentalmente laborales). La mayor parte no están siendo hostiles y se trata de sociedades del mismo sector, no como en la anterior oleada de concentraciones.

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