Rafael Álvarez "El Brujo" presenta en Vitoria "El contrabajo" de Süskind

Rafael Álvarez El Brujo regresa a Vitoria, hoy y mañana, para participar en la XXIV edición del Festival Internacional de Teatro con un monólogo contemporáneo con sabor a clásico, El contrabajo, de Peter Süskind. En un escenario pequeño, íntimo casi, el del Teatro Federico García Lorca del centro cívico Lakua (Senda de los Echanove s/n) el actor pondrá en escena a un personaje que sigue la estela de sus grandes interpretaciones del Lazarillo o el Avaro. Las funciones serán a las 20.30.

El Ayuntamiento de Vitoria ha querido en esta temporada diversificar al máximo el Festival Internacional de Teatro por todos los escenarios de la ciudad. Y en el Teatro Federico García Lorca se han programado obras de pequeño formato como ésta que presenta El Brujo. La obra de Süskind refleja con cruda nitidez las dudas y angustias de todo creador ante su instrumento, con lo que tiene de añadido la aparatosidad y la rudeza sonora del contrabajo.El personaje que interpreta El Brujo en esta ocasión tiene poco que ver con las figuras arquetípicas e histriónicas que eran el Lazarillo de Tormes o el Avaro, de Moliére, sus dos anteriores monólogos que le han situado como uno de los principales actores actuales dentro de la escena española. Con El contrabajo, Rafael Álvarez pierde parte de su visceralidad sobre el escenario.

En esta ocasión, se trata de un probo funcionario de una orquesta sinfónica nacional que vive a solas con un contrabajo que se le resiste. "Es un personaje con muchas referencias musicales, tanto históricas como técnicas, que también habla de la cultura de este siglo desde el psicoanálisis hasta mayo del 68", ha explicado el actor durante la presentación de la obra.

Sonido profundo

No hay que olvidar que El Brujo ha tenido que aprender los rudimentos del "endiablado" contrabajo, un instrumento caprichoso y de peso, al que alteran los cambios climáticos y que tiene un sonido profundo, una vibracion especial y poderosa que se oye mejor cuanto más alejado se encuentra. Y Rafael Álvarez tiene que hacer sonar todos los días dos armónicos, un fa y un mi, que no le salen siempre, "pero eso les ocurre a los mejores contrabajistas", precisa el actor cuando se le pregunta por esta nueva dedicación.

Frente a este instrumento tan complejo y difícil, el personaje que interpreta no se queda atrás en cuanto a rebuscamiento. El contrabajista vive solo en una habitación insonorizada, buena muestra de su ser neurótico y asocial, de su desconexión con la vida real que va haciéndose presente a lo largo de la obra.

Con El contrabajo, Patrick Süskind afrontaba otra vez la obsesión solitaria que ya le había hecho famoso con El perfume, novela de tremendo éxito en los años ochenta. En el caso de la obra que nos ocupa no se trata de una monomanía sensorial y sí más intelectual, alejada completamente de la realidad. El apartamiento del protagonista, casi huida, ha sido uno de los asuntos que le han interesado a El Brujo para enfrentarse a la obra. "Le hace muy actual, ya que creo que hay mucha gente que sustituye la vida por la cultura y, por eso, movimientos como el ecologismo o la new age parecen tener tanta importancia", explica el actor.