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La batalla de Moscú

El alcalde de la capital, favorito a la reelección, pide que se siente en el banquillo a quienes saquearon el país

"No hagas caso a los ataques de los malhechores. Los moscovitas te conocemos y te apoyaremos". Un representante de los vecinos de la zona en la que se acaba de construir un faraónico túnel de cuatro niveles que aliviará considerablemente el asfixiante tráfico de Moscú, daba ánimos el pasado sábado a Yuri Luzhkov a mitad de una agotadora jornada de inauguraciones claramente destinada a ganar votos. El domingo, este hombre de 63 años, uno de los más poderosos de Rusia, librará en las urnas una doble batalla: la de su reelección como alcalde de esta megápolis de 10 millones de habitantes y la de los comicios legislativos.Patria-Toda Rusia, el movimiento que Luzhkov colidera con el ex primer ministro Yevgueni Primakov, y al que se han unido importantes dirigentes regionales, constituye la principal amenaza al poder que emana de Borís Yeltsin y de su camarilla. Eso le ha convertido en el enemigo a batir. A cualquier precio y por cualquier medio. En la guerra vale todo, y ahí está Chechenia para demostrarlo.

Luzhkov no es precisamente una hermanita de la caridad. Los métodos con los que ha regenerado Moscú, devolviéndole su viejo esplendor y alimentando una prosperidad sin parangón en toda Rusia, son cuando menos discutibles, y cuando más rozan la ilegalidad. Pero sea como sea, su gestión le ha dado un prestigio de gestor eficaz y gran resolvedor de problemas que, hasta hace poco, le proyectaban incluso como serio aspirante al Kremlin.

Nada que ver con la situación actual, en la que Luzhkov, sometido a ataques feroces desde todos los flancos, ha perdido la iniciativa. Empezó el año con el 15% de intención de voto para las presidenciales y lo termina con el 2%. Unidad, un invento del Kremlin, amenaza con superar a Patria-Toda Rusia en las legislativas. Y le plantan cara en su feudo de Moscú.

Luzhkov está a la defensiva. Desde la televisión estatal se le relaciona con el asesinato mafioso de un hombre de negocios norteamericano, se le acusa de corrupto, se le liga con la Iglesia de la Cienciología y se revisan a fondo los negocios de su esposa. El Kremlin le destituye al jefe de su policía y se las arregla para que se imponga a la ciudad una multa de 23.000 millones de pesetas por supuesta violación de las leyes que regulan las operaciones en monedas extranjeras.

Él intenta contraatacar con hechos. Como el pasado sábado, cuando inauguró un importante enlace del tercer anillo de Moscú, una estación de metro y un centro deportivo con piscina. Y todavía le quedó tiempo para poner la primera piedra de un bloque de viviendas sociales, abrir una competición hípica para minusválidos y participar en la fiesta del diario Moskovski Komsomolets. Ante públicos convencidos, que le vitoreaban y le daban ánimos para resistir los ataques, Luzhkov vendía ladrillos, hormigón, acero, deporte, ocio y, en definitiva, calidad de vida, el más escaso de los bienes de primera necesidad en Rusia.

Ayer, Luzhkov reunió cerca de la plaza Roja a decenas de miles de simpatizantes que le aclamaron con gritos de "¡Dejad en paz a nuestro alcalde!" y "¡Estamos contigo!". Un comunicado leído al final del acto criticaba al Gobierno y al Kremlin por la guerra sucia contra Patria-Toda Rusia y contra Luzhkov.

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El alcalde pidió llevar a los tribunales a "quienes han saqueado el país", y proclamó: "Nos tienen miedo porque pretendemos cambiar el rumbo de Rusia y el de nuestras vidas con la ley en la mano". Unos 10.000 policías vigilaban en previsión de incidentes, pero no los hubo.

Siete contra uno

Las encuestas le dan como claro favorito para la reelección como alcalde, incluso sin necesidad de tener que participar en una segunda vuelta. Sin embargo, al menos siete de los otros nueve candidatos parecen tener el único objetivo de segar la hierba bajo sus pies y, en el peor de los casos, eliminarle como rival para el Kremlin en los comicios del año 2000. El más señalado de todos esos rivales es el ex primer ministro Serguéi Kiriyenko, líder junto a Borís Nemtsov de la Unión de Fuerzas de Derecha, uno de los tentáculos del difuso "partido del poder". Kiriyenko tal vez no supere el 10% de los votos en la lucha para la alcaldía, pero utiliza su tribuna de candidato para acusar a la actual administración municipal de ineficiente, excesivamente burocratizada y corrupta. Incluso abrió, sin demasiado éxito por cierto, una línea caliente para que los ciudadanos denunciasen abusos.

Luzhkov, que en 1996 recibió el respaldo del 90% de los votantes moscovitas, no aspira ahora a un paseo triunfal. Le basta con ganar. Consciente de la que podía venírsele encima, logró adelantar las elecciones para hacerlas coincidir con las legislativas, y asegurarse así la alcaldía de Moscú (para muchos analistas, el segundo cargo más importante del país). Eso le garantizaría no quedarse en la calle si las cosas se le ponen feas (como ahora parece lo más probable) en la carrera por el Kremlin.

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