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La mafia china 'limpia' su imagen ante la devolución de Macao

Las tríadas optan por la discreción ante la inminencia de la entrega, el 20 de diciembre

, En Macao reina el orden. Portugal ha hecho bien las cosas antes de devolver este enclave a China, el 20 de diciembre. O mejor dicho, el desorden ha abandonado las calles. Se mata más que el año pasado, pero limpiamente, con arma blanca, en silencio, y al abrigo de las miradas. Ya no es el momento de las escenas de casi terrorismo urbano que inflamaron la ciudad en 1996-1997: coches bomba, el vestíbulo de un hotel regado de balas con un fusil de asalto M-16, asesinos en moto. El Chicago de Oriente: Macao estaba entonces en la primera página de la prensa mundial, con gran desesperación de las autoridades locales, que, con las cifras en la mano, aseguraban que el territorio era más seguro que Lisboa o Washington. Desde hace seis meses, las tríadas (la mafia china), ha restablecido las buenas maneras tradicionales.La Administración portuguesa quiere creer que su honor está a salvo. Se la ha denigrado mucho, se la ha acusado de laxitud e incompetencia. "Las tríadas tienen un viejo arraigo histórico y cultural", objeta Manuel Soares Monge, alto funcionario encargado de la seguridad, cuyo chófer personal fue asesinado. "Han desempeñado un papel importante en el patriotismo chino. También ha sido muy difícil para nosotros evaluar su verdadera nocividad". La "nocividad" de las tríadas quedó de manifiesto para los portugueses el 21 de noviembre de 1996. Aquel día, el teniente coronel Manuel Antonio Apollinario, inspector de policía encargado de la vigilancia de los casinos, sobrevivió de milagro a las balas de un asesino en moto. Este funcionario portugués fue el primer objetivo de rango tan alto.

Lisboa respondió declarando la guerra a los malhechores. Un endurecimiento policial general desembocó en la detención, 18 meses después, de Wan Kouk-koi, el cabeza de dragón (jefe supremo) de la más poderosa tríada, 14K, de Macao. Apodado Diente Roto (perdió nueve dientes en un combate de boxeo), Wan, de 45 años, no es sólo un jugador apasionado por los Rolex con incrustaciones de diamantes y los Lamborghini. Es, sobre todo, un autor. Es el guionista de su propia historia. Impregnado del universo novelesco de la industria del cine negro de Hong Kong, ha producido una película, Casino, en la que se le glorifica. En un desafío a la autoridad, al final del rodaje llegó a bloquear el puente que une Macao a la isla de Taipa, aunque no tenía autorización. El hombre estaba enamorado de su imagen, pero, ironías de la historia, fue arrestado en el legendario hotel Lisboa mientras veía su propia entrevista en televisión.

Diente Roto resume la extraordinaria ambivalencia del fenómeno de las tríadas, esas sociedades secretas que forman un todo con Macao. "Las ramificaciones son tan profundas que todo el mundo en Macao tiene por lo menos una conexión con las tríadas", explica el periodista local Luis Treves. El entorno mismo de Diente Roto es el producto de esas relaciones incestuosas. Su abogado portugués es el antiguo director de la prisión de Coloane. El actor que interpreta su personaje en Casino es hermano de un antiguo jefe de la policía antitríada de Hong Kong. Esta porosidad explica que las tríadas hayan podido prosperar durante tanto tiempo impunemente. Señalada por su incapacidad para limpiar los establos de Augias, la Administración portuguesa se ha repuesto recientemente. Empezó a sancionar a los policías corruptos. Treinta y siete fueron excluidos de la policía en 1997, y después, en 1998, otros 30. Estas cifras subrayan una voluntad de saneamiento. Y revelan la amplitud de la infiltración.

Lastrados por un pasivo semejante, los portugueses se han encontrado completamente desarmados frente a la explosión de violencia de 1996-1997. A posteriori, los expertos la consideran producto de cuatro fenómenos distintos. En primer lugar, la interrupción, hacia 1993-1994, del flujo de capitales especulativos procedentes de China, combinado con el principio de la crisis asiática, restringió brutalmente el pastel disponible. En segundo lugar, la cercanía de la devolución de Hong Kong a Pekín en 1997 condujo a las tríadas de la colonia británica a realizar un repliegue táctico sobre Macao, lo que inflamó las rivalidades. En tercero, la perspectiva de la revisión, en el 2001, de las modalidades del monopolio de los casinos, cuyo beneficiario es actualmente el magnate Stanley Ho, aviva los apetitos y lleva a todos a tomar posiciones. En fin, la aparición en el seno de las nuevas organizaciones criminales de una nueva generación de jefes de banda ha hecho saltar en pedazos las costumbres más arraigadas, de las cuales la primera es que la violencia debe ser discreta.

Naturalmente, el asunto es aún más complejo. Por parte portuguesa se rumorea que China ha desempeñado un papel inquietante. ¿Cooperó realmente, como proclamaba, para controlar la frontera que separa Macao de Zhuhai? ¿Por qué los asesinos la franqueaban con tanta facilidad? Algunos funcionarios portugueses opinan así que en esta época Pekín se cuidó mucho de ayudar a Lisboa para sacar un mayor beneficio político del regreso a la calma después de la devolución. "Antes los chinos no cooperaban, era un desastre", observa un funcionario. "Desde que se abordan los últimos preparativos para la devolución cooperan francamente. Y la situación se ha calmado. ¿No es extraño?".

© Le Monde

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