El presidente de la filial de Telefónica en Chile admite que éste ha sido el peor año para la compañía

El presidente de Telefónica CTC Chile, Javier Aguirre, admitió ayer que 1999 ha sido el peor año para la compañía, controlada por la española Telefónica. "Éste ha sido el peor año de la compañía, el annus horribilis de Telefónica CTC Chile", afirmó Aguirre en una entrevista publicada por el periódico financiero Estrategia, en la que precisó que cuando llegó al cargo, hace seis meses, "todos los problemas estaban aflorados". En los últimos meses, Telefónica ha tenido que hacer frente a un recorte de tarifas decretado por el Gobierno, a la oposición de los fondos de pensiones a la controvertida venta de la filial de Internet de CTC a Terra, controlada por la matriz Telefónica, y a la resistencia de las autoridades a permitir el cambio de nombre de la antigua compañía estatal por el de Telefónica de Chile.

La suma de estas dificultades ha supuesto para CTC unas pérdidas de 63,65 millones de dólares (10.439 millones de pesetas) en el tercer trimestre del año, y de 28,67 millones entre enero y septiembre, según la compañía. A consecuencia de ello, Telefónica ha despedido ya a 350 trabajadores y ha recortado un 50% sus inversiones (de 615 a 300 millones de dólares). Los problemas pueden afectar seriamente al resultado anual, especialmente si los fondos de pensiones que participan en el capital de CTC deciden recurrir en los tribunales la venta de la filial de Internet a Terra por debajo del valor que consideran acertado.

Los problemas de Telefónica por su gestión de las participaciones en América Latina coinciden con la polémica por los sobresueldos (opciones sobre acciones o stock options) para un grupo selecto de directivos de la matriz y sus filiales (Telefónica Internacional y TPI-Páginas Amarillas). A ese respecto tendrá que referirse mañana en el Senado el ministro de Economía y Hacienda, Rodrigo Rato, quien deberá explicar el conocimiento que tenía el Gobierno del plan de opciones aprobado por Telefónica en 1997. Ese plan para cien directivos de la matriz, incluido el presidente Juan Villalonga, puede reportar unos sobresueldos superiores a 50.000 millones de pesetas el próximo febrero.