Clases a domicilio para escolares enfermos
215 niños reciben formación en su casa gracias a un programa de la ONG Save the Children con voluntarios
Unos 40 niños enfermos de gravedad o con un periodo largo de convalecencia esperan en sus casas que un profesor particular vaya a darles clase. Su dolencia les impide ir al colegio y confían en que alguno de los voluntarios de Save The Children les eche una mano. Esta ONG ofrece un programa de atención domiciliaria a niños enfermos para que no pierdan clase. Cuando la postración se prolonga, la ayuda es imprescindible para salvar el curso.Éste es el quinto año que se ofrece el servicio, creado en 1995 por la ONG Funcoe, en la actualidad afiliada a Save The Children. En todo este tiempo se ha dado servicio a más de 650 niños, gracias a la colaboración desinteresada de otros tantos profesores voluntarios. En este curso son ya 215 niños los que se benefician de la asistencia que ofrece este programa.
La demanda de profesores varía de un día para otro, pero tiende a aumentar. Por eso la organización siempre precisa voluntarios, sobre todo en localidades pequeñas. "Necesitamos profesores en todas partes, siempre vienen bien, pero cuanto más lejos de las ciudades estén, mejor", cuenta Paloma García, coordinadora del proyecto.
Madrid (sobre todo en la zona sur), Murcia y Sevilla son, en este momento, las provincias con mayor demanda. En Sevilla y Cádiz se da el caso contrario y hay voluntarios esperando para dar clase. En principio, la ONG cuenta con una lista de 800 voluntarios disponibles. El problema no es tanto ampliar su número como encontrar profesores justo en el lugar donde hacen más falta.
Cuando un niño pasa una temporada larga en un hospital recibe clases para no perder ritmo de estudio. Son las llamadas aulas hospitalarias, que organiza el Ministerio de Educación. Pero este servicio sólo le ayuda mientras está hospitalizado. Una vez vuelve a casa, si no está en condiciones de ir al colegio o su asistencia es irregular, se queda otra vez sin educación. Estos niños son los destinatarios de la propuesta de Save The Children.
Los niños que reciben las clases son, sobre todo, enfermos de cáncer o pacientes con un problema traumatológico; pero también hay alumnos con sida, anorexia, alergias y dolencias de riñón y de pulmón.
Los voluntarios no tienen un perfil definido. El único requisito es que sean licenciados, a ser posible con experiencia docente, o psicólogos, y que dispongan de un par de horas dos días a la semana. "A partir de ahí tenemos de todo, no sólo parados y jubilados, también hay profesionales de la enseñanza que dedican a quienes les necesitan un poco de su tiempo", explica la coordinadora.
El sistema para poner en contacto a los niños con un profesor es similar al que siguen las agencias matrimoniales. Se analiza la necesidad del alumno mediante una entrevista con su familia y se busca un voluntario que responda a un perfil concreto.
Algunos estudiantes, sobre todo de enseñanza secundaria, reciben en su casa a varios profesores, cada uno especialista en una materia distinta. En la entrevista para evaluar a un voluntario se tiene en cuenta las horas de que dispone y su proximidad con el posible beneficiario, qué conocimientos tiene de psicología o cuál es su formación específica (matemáticas, inglés, lengua).
La ayuda no se reduce a dar clase. Los profesores tratan además de aliviar las consecuencias psicológicas de una recuperación larga. "Es una preparación general, les animan a que estudien por libre y a que no dejen de jugar", cuenta Ylya Topper, portavoz de Save The Children. "Hace falta contar con más voluntarios que niños, para tener dónde elegir; pero muchas veces no es posible, sobre todo en los pueblos y los barrios periféricos", añade Topper.
El programa no beneficia sólo a niños enfermos, aunque éstos sean los principales destinatarios. Gracias a sendos convenios de colaboración con los ministerios de Educación y de Asuntos Sociales, los voluntarios de Save The Children también ayudan a niños que van a clase, pero necesitan un apoyo extra en sus estudios.
Estudiantes con carencias
Sobre todo son estudiantes "con carencias culturales, sociales y económicas, o procedentes de familias desestructuradas", explica la coordinadora, Paloma García.
En estos casos, la petición de ayuda llega de aulas hospitalarias, servicios sociales, ayuntamientos, centros escolares o de las propias familias, que en último término siempre son las que han de dar su aprobación.
También los voluntarios son informados de la situación particular del niño al que van a ayudar. Muchas veces, cuando se trata de estudiantes con problemas extraescolares, el apoyo psicológico es más importante que cualquier lección que se enseñe, como apunta García. Las clases para estudiantes con carencias de momento sólo funcionan en Madrid, Cataluña, Castilla-La Mancha y Castilla y León. (El télefono de Save The Children es el 915 13 05 00).
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