Lin Ton Taun se aleja de su sonido original y apuesta por fusionar rock y música electrónica
Renovarse o morir. Eso debió pensar el conjunto guipuzcoano Lin Ton Taun cuando se enfrentó a la tesitura de preparar su cuarto elepé, Micro (Dro), una colección de 11 temas que aúna pop, rock y elementos propios de la música electrónica, fusión que se ha impuesto en todo el mundo como arquetipo para la historia del rock de los noventa. El disco que ha llegado a las tiendas está grabado íntegramente en euskera aunque, como hicieron con su anterior entrega (Baneki) con el ánimo de abarcar un mayor público potencial, el próximo mes saldrá al mercado una nueva edición del álbum con las mismas canciones en castellano. Dado que en su primera etapa, muy comprometida, cantaba aquello de Euskaraz eta kitto (En euskera y punto), su adopción de otro idioma puede interpretarse como un contrasentido que le ha cobrado amplia factura en cuestión de ventas. El grupo ha pasado de vender alrededor de 12.000 ejemplares cuando únicamente cantaba en euskera y pertenecía al catálogo del sello independiente Esan Ozenki Records, a despachar sólo la mitad cuando se convirtió en un grupo bilingüe.
Lin Ton Taun nació en 1993 en Zestoa, donde concibió una atrevida propuesta que aunaba la fiereza rockera del metal, la llaneza de unos textos rapeados y el contacto con la tradición que permitía el uso intensivo de la trikitixa. Ahora, cuando su público original parece haberle dado la espalda (en Euskadi sólo se vendieron 2.000 ejemplares de Baneki), la banda se ha alejado de la senda más crítica de sus primeros textos y su música poco, o nada, tiene que ver con el metal.
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