_
_
_
_
ELECCIONES EN CHILE

"Mejor electores que detenidos"

En 1973, 11.000 presos ocupaban el Estadio Nacional de Chile. Ayer 55.000 ciudadanos emitían su voto allí

El mayor centro electoral de Chile es el Estadio Nacional, en Santiago, donde votan unos 55.000 ciudadanos. "Con esta cifra casi podemos llenar el estadio. Mejor electores que detenidos", comenta una funcionaria. Tras el golpe del general Augusto Pinochet, este recinto se llenó de 10.000 detenidos. Muchos de ellos nunca más vieron la luz y forman parte de los 4.000 desaparecidos de la dictadura.A las 11 de la mañana llega al estadio Tomás Hirsch, candidato presidencial del Partido Humanista. "Es muy importante recorrer este recinto, porque afortunadamente hoy ya no es un centro de detención y tortura como lo fue en el pasado, sino que es un centro de democracia, lo que debería haber sido siempre: de deportes y de democracia".

Más información
Lagos arrasa en los comicios simbólicos de Madrid
Un millón y medio de electores no inscritos
La derecha fuerza una segunda vuelta en Chile al quedarse a 31.000 votos del socialista Lagos

El estadio está dividido en dos zonas de votación, la de varones y la de mujeres. Los chilenos votan por separado, según el sexo, desde que la mujer adquirió, el 21 de diciembre de 1948, el derecho de voto. "Así se evitan problemas, hay más orden y es más cívico. Además, es más emocionante estar juntos después", dice con una pizca de ironía Josefina Montenegro, vocal de una mesa de votación.

Francisco, un mecánico jubilado, comenta después de depositar su voto: "Lo que pasó en este estadio fue una atrocidad. Por un lado, estuvo muy bien que fuera derrocado [Salvador] Allende, porque Chile era cualquier cosa menos un país. Aplaudí el 11 de septiembre [de 1973], pero no acepto los 17 años de matanzas y degollinas espantosas que hizo Pinochet. Por eso, en los años que me quedan de vida, no quiero que la derecha pinochetista vuelva al Gobierno. Y no soy comunista". ¿Quién va a ganar? "Ojalá gane [Ricardo] Lagos. No me gusta personalmente, porque es ateo. Me gusta más [Joaquín] Lavín, pero resulta que detrás de Lavín está toda la derecha pinochetista".

"¿El 11 de septiembre? Claro, aquí en el estadio había puros angelitos", dice en tono burlón un hombre que se niega a dar su nombre. "No me venga a sacar lo del 11 de septiembre, porque al final todos son angelitos y las cagadas que hemos hecho en la vida no las sabe nadie. A mis 80 años respétemelo, por favor". Un grupo de mujeres exclama "no hay problema" cuando se les pregunta por el recuerdo de lo que ocurrió en este estadio en 1973. "Hay que limpiar la mente. Estamos en otro tiempo, no hay que retroceder". ¿Quién va a ganar? "Lavín, el mejor", responden con una sola voz. Una de ellas pregunta: "¿Eres español?". "Sí". "Ah! No. Ciao, entonces".

"Yo estoy conforme con la democracia ahora. En el año 73 se justificó lo que pasó porque lo estábamos pasando muy mal con el Gobierno de la Unidad Popular. No queremos caer bajo el comunismo. Me gustaría que ganara Lavín, pero está difícil", comenta otro de los votantes. En las mesas del Estadio Nacional escasean los jóvenes. Al mediodía llega a este recinto el candidato de la Concertación, el socialista Ricardo Lagos, que acompaña a su madre, de 103 años, a votar. En una breve conferencia de prensa, Lagos dice que no ganar en la primera vuelta "no es un fracaso". "El único fracaso es no ganar las elecciones".

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Joaquín Lavín, el candidato de la derechista Alianza por Chile, deposita su papeleta en la Escuela Italiana del barrio alto de Santiago. Dice estar muy tranquilo y asegura que habrá segunda vuelta y que va a obtener más votos que cualquier otro candidato. De los seis aspirantes a la Presidencia de la República la última en votar es Gladys Marín, del Partido Comunista, que espera obtener un buen resultado "a pesar de la campaña para cerrarnos el paso".

El ministro del Interior, Raúl Troncoso, recorre junto al general Sergio Candia, jefe militar de la guarnición de Santiago, los colegios electorales. Dice que el país está tranquilo y que la gente vota masivamente, desde Arica (norte) a Puerto Williams (en el extremo sur), desde los mayores colegios electorales en Santiago a los más pequeños, como en la Artártida (60 votantes).

Todos los electores tienen la obligación de embadurnarse un dedo con tinta indeleble después de votar. Lagos evita hacerlo, y Juan Antonio Coloma, portavoz de la candidatura de Lavín, rápidamente le critica desde una emisora de radio.

La jornada transcurre con tranquilidad bajo una fuerte presencia de carabineros y fuerzas del Ejército y sin incidentes de mención. Algunos líderes políticos no pueden contener su avidez por criticar al contrario y Jovino Novoa, senador de la Unión Demócrata Independiente, el partido más pinochetista, acusa al Gobierno de la Concertación de haber interferido en la campaña electoral a favor de Lagos a través del diario La Nación. El resto de la prensa escrita, bajo la órbita de dos únicos grupos (El Mercurio y Copesa), ha apostado sin fisuras por Joaquín Lavín.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_